Jerónimo Granda. Puede que este nombre no te suene si no eres asturiano, pero pregunta por esos lares. El cantautor satírico por antonomasia celebra dos conciertos este fin de semana en Madrid. Serán en el Teatro del Barrio los días 8 y 9 de noviembre.

Su estilo es inconfundible. Es ácido, incisivo. Trata el amor, el folklore y la crítica social y política.

Pregunta: Este viernes es el primero de los dos conciertos. El sábado es el segundo, que coincide con la jornada de reflexión de cara a las elecciones del 10N. ¿Crees que tu música podría hacer reflexionar a la hora de votar?

Respuesta: No fue hecho adrede. Primero tenía concertada la sala y después los políticos decidieron poner ese día. Yo creo que no. A veces veo encuesta, y encuesta… Veo los colores nada más. Y al final siempre está igual. Los resultados siempre son los mismos. Es un misterio, no entiendo nada. A mi eso me sobrepasa. El recuento, sondeos, escaños… Es un lío que yo no comprendo. Al final enciendo la televisión y siempre veo a los mismos.

P: Pero tu música encierra crítica social y política…

R: Alguna pulla, pero tampoco pretendo yo cambiar el curso del río. Algo tengo que hacer. Tengo canciones de folklore, de amor, contra los políticos... A favor prácticamente ninguno. A favor ya tienen ellos bastante canción. Se saben adorar muy bien.

P: Dado la coyuntura actual, ¿es el mejor momento para la sátira?

R: Posiblemente. Pero siempre es buena en cualquier momento, esté la cosa como esté y gobierne quien gobierne. Nuestra misión siempre es ladrar un poco, defender al que no tiene voz. Como los perros en la finca. Como les pasa a los perros cuando roban en la finca, que ladran un poco. Pero el perro nunca impedirá el robo.

P: ¿La libertad de expresión está en jaque?

R: Parece ser que sí. Da la impresión de que tienen muy poco que hacer los jueces y quienes denuncian. Porque estando como está el patio y meterse por una expresión que diga hijo de puta. O me cago en dios, o viva la república, o abajo el rey o abajo mis cojones… No lo puedo comprender. Es un recorte del idioma. Y sin embargo nosotros tenemos que escuchar la jerga oficial de ellos: coyuntura, estadística, religión… Todas esas palabras que emplean los jueces y los políticos. Es un insulto. Nosotros no los denunciamos. Cada vez que sacan un palabro nuevo me están insultando porque son palabras que no existen y creo que me toman el pelo.

P: ¿Ha tenido alguna vez algún problema en este sentido?

R: No y últimamente me lo preguntan cada poco.

P: ¿Con qué se va a encontrar quien acuda al concierto?

R: Conmigo [risas], que tampoco puedo lucir imagen hollywoodiense. No puedo lucir un currículum de grandes ventas. Se van a encontrar con un repertorio un poco distinto. Algo asturiano, algo político… Dialogar un poco con el público.

P: ¿Qué político le gustaría que fuera a cerle?

R: Me valen todos. Cuantos más vayan mejor. La verdad es que a mí políticos nunca me fueron a ver. Ni políticos ni futbolistas. Es una cosa muy curiosa. Una vez Quini, aquel futbolista del Sporting tan famoso. Pero venía con una reunión de amigos que estaba allí.

Supongo que [los políticos] me verían. Llevo 50 años, de una manera u otra me verán. Pero no van. Ellos se lo pierden.

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