Cada año se diagnostican en España 33.000 nuevos casos de cáncer de mama, el tipo más frecuente. De hecho, se calcula que una de cada 10 mujeres puede llegar a padecerlo en algún momento.

Por fortuna, en los últimos años, la tasa de supervivencia no ha dejado de crecer y hoy alcanza el 80%.

Aumentar este porcentaje y lograr tratamientos más eficaces y seguros son los grandes retos que afronta la investigación, que ha dado muchos frutos en los últimos años. En este campo entidades como CRIS contra el cáncer, resultan esenciales a la hora de desarrollar nuevas terapias.

“El oncólogo tiene ahora muchas más herramientas que antes” reconoce Miguel Quintela, oncólogo médico que lidera la Unidad CRIS de Investigación Clínica en cáncer de mama en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Dado que no existe un solo tipo de cáncer de mama y que, incluso el tumor de cada paciente va cambiando con el tiempo, se necesitan estrategias que aborden la enfermedad desde una perspectiva global. Los especialistas coinciden en que el futuro pasa por terapias personalizadas y cada vez son más las líneas de investigación que avanzan en este sentido.

Las inmunoterapias han supuesto una auténtica revolución y a juicio de este especialista “puede que estemos a las puertas de un cambio radical en esta enfermedad como ha sucedido con otras en la última década”.

Los casos de mama triple negativo, no obstante, siguen siendo los más difíciles de tratar. Son tumores que avanzan muy rápido y para los que hay menos terapias dirigidas, aunque“estamos desarrollando inmunoterapias que están mejorando los resultados clásicos de quimioterapia”, subraya el Dr. Quintela.

Oncología de alta definición: Inteligencia artificial y Big Data

Este oncólogo lidera un proyecto que convierte la medicina de precisión en medicina de alta definición. “Estas nuevas terapias y los avances en diagnóstico genómico van a permitirnos personalizar el tratamiento y obtener mejores resultados en los próximos años”, recalca.

Gracias al uso de la inteligencia artificial y el Big Data se recopila una ingente cantidad de información en tiempo real de la paciente mediante el uso de un ‘wearable’.

“Nos hemos propuesto capturar muchos más factores que puedan influir que la mera carga genética del tumor: desde el estado de ánimo a lo que se come, a qué se está expuesto, qué otras medicinas toma, actividad física…”, explica.

La recopilación de datos se realiza por medio de una aplicación que las pacientes llevan en el móvil. “Por el GPS sabemos dónde ha estado o si ha permanecido cerca de una fábrica; con un dispositivo en la muñeca conocemos su pulso, presión arterial, electrocardiograma, si duerme bien o mal… Podemos analizar desde los gérmenes del intestino a polimorfismos genéticos que determinan cómo metabolizan un fármaco”, enfatiza.

Toda esta información permite, por un lado, determinar el resultado sobre una paciente concreta, y, por otro, crear, mediante inteligencia artificial, gemelos virtuales de ella. “Hacemos una simulación computacional y así podemos probar a modificar una serie de factores para ver el resultado: qué pasa si le mandamos andar 1.000 pasos más, si la hacemos vegetariana, si le damos otro tratamiento... Podemos analizar miles de resultados y hacer recomendaciones específicas a la paciente concreta”, reitera este oncólogo.

Anticiparse a la metástasis

También en el CNIO y gracias al Programa CRIS de Talento, María Casanova ha puesto en marcha su propio laboratorio con un ambicioso plan en el que participan siete grandes hospitales y que persigue anticiparse a la metástasis en el cáncer triple negativo, que con frecuencia mestastatiza en órganos fundamentales para la supervivencia de la paciente como el cerebro, el pulmón o el hígado.

Para ello., y mediante técnicas de última generación, se busca entender su proceso e identificar los puntos débiles.

“Los resultados de la última conferencia internacional centrada en cáncer de mama triple negativo demuestran que los tratamientos en los que se administra inmunoterapia están aumentando la supervivencia de las pacientes respeto a terapias anteriores”, indica Casanova, que añade que “nuestro proyecto persigue precisamente entender cómo esas células del sistema inmunitario responden a esos tratamientos y descubrir nuevas dianas terapéuticas en el sistema inmunitario innato”.

“Los tratamientos actuales en inmunoterapia como en el desarrollo de CAR-T están intentando activar este sistema inmune adaptativo y nuestro abordaje pretende adelantarnos a esos tumores, a la pérdida de actividad del sistema inmune adaptativo analizando las células del sistema inmune innato, que son las que realmente están ahí en cuanto el tumor se origina”.

Nuevas Terapias Experimentales

En otros centros como el Hospital Clínico San Carlos también se están desarrollando líneas de investigación apoyadas por CRIS contra el Cáncer. Es el caso del proyecto que lideran los investigadores Pedro Pérez Segura y Alberto Ocaña en busca de tratamientos para tumores sólidos.

En esta Unidad CRIS de Nuevas Terapias Experimentales se trabaja en un tipo de estrategia denominada TIL (Tumor Infiltrating Lymphocytes) que se emplea en casos de cáncer de mama, pero también de ovario.

Se trata de una terapia personalizada consistente en extraer los linfocitos T (las células especializadas en destruir tumores), estimularlos, activarlos y reintroducirlos en las pacientes para que combatan sus tumores.

Una esperanza para los casos más complejos

En los tumores de mama con peor pronóstico o que se vuelven resistentes a los tratamientos es referente mundial el tipo de terapia que desarrollan los doctores Atanasio Pandiella y Alberto Ocaña desde el Centro de Investigación del Cáncer en Salamanca y el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete.

Analizan al detalle molecular cada tipo de tumor y buscan terapias adecuadas, especialmente para tumores triple negativo y Her2+

Llevan años realizando avances relevantes y actualmente están centrados en una estrategia consistente en identificar moléculas que solo estén presentes en estos tipos de tumor.

Hecho esto, crean contra ellas anticuerpos a los que unen potentes fármacos que logren destruir la célula. Una terapia muy potente contra la célula tumoral, que presenta la ventaja de que, al estar teledirigida, no daña las células sanas, lo que disminuye los efectos secundarios.