La razón del mal pronóstico en pacientes con el subtipo de cáncer HER2+, uno de los tumores de mama más agresivos y con tasas más bajas de supervivencia está en los genes.  Así lo refleja un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva, del Hospital Clínico de Valencia, que ha dirigido la Dra. Pilar Eroles, co-coordinadora del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama-,  y que  ha contado con la participación del Dr. Federico Rojo, director del Departamento de Anatomía Patológica de la Fundación Jiménez Díaz e investigador de su Instituto de Investigación Sanitaria (IIS-FJD).

El trabajo muestra por primera vez que el miR-33b, un RNA de cadena simple capaz de regular la expresión de otros genes, está relacionado con el mal pronóstico de este tipo de tumores.

La explicación, según los hallazgos, que “actúa como un miRNA, supresor tumoral en cáncer de mama HER2+, que podría inhibir la migración e invasión tumoral, en parte, al impedir la transición epitelio-mesenquima (EMT) -un proceso crucial durante el desarrollo de la tumorigénesis y la metástasis”, explica el Dr. Rojo.

“El miR-33b está menos expresado en muestras de tumor de mama HER2+ en comparación con tejidos de mama normal”, subraya.

El mal pronóstico del cáncer de mama está en los genes

La investigación partía de evidencias que indicaban que “EMT es responsable de la invasión y migración de las células cancerosas y supone un paso inicial de la metástasis”, relata este investigador.

Por otra parte, se habían documentado niveles bajos de miR-33b en muchos tipos de cánceres y su papel en la proliferación, migración y EMT.

Con este estudio se buscaba “evaluar la implicación de miR-33b en la vía EMT en el cáncer de mama HER2+ y analizar el papel del gen EZH2 -un regulador clave en el control de la diferenciación de células madre y los procesos de proliferación celular- en este proceso, así como la interacción entre ellos”, precisa el Dr. Rojo.

Mediante PCR cuantitativa, y con los equipamientos de la Unidad Central de Investigación Médica de la Universidad de Valencia y el servicio de citometría, se realizaron estudios de expresión en líneas celulares de cáncer de mama HER2+ y muestras de pacientes, así como de controles sanos.

Asimismo, se llevaron a cabo experimentos de ganancia y pérdida de función del miR-33b y de los genes de interés para “evaluar en las células de cáncer de mama los cambios en su capacidad de invasión, migración y los efectos en el ciclo celular y la apoptosis (muerte celular programada con objeto de controlar su crecimiento y que es desencadenada por señales propias de la célula)”, afirma el investigador.

Los resultados sugieren que “el miR-33b actúa como un supresor tumoral que inhibe la metástasis y la invasión en el cáncer de mama HER2+, en parte impidiendo el proceso de transición epitelio mesénquima a través de la represión del bucle MYC (una familia de protoncogenes que en condiciones normales está implicada en la regulación de la expresión génica) – EZH2, y establece un nuevo eje miR-33b / MYC / EZH2, como modulador del crecimiento y la progresión de las células mamarias”, resume.

Base para nuevos fármacos

El trabajo, que ha sido publicado en Frontiers in Oncology bajo el título El microRNA-33b suprime la transición epitelial-mesenquimal reprimiendo la vía MYC-EZH2 en el carcinoma de mama HER2 +’,  abre las puertas al diseño de nuevos fármacos contra este subtipo de cáncer.

El estudio ha sido financiado por el Proyecto PI18/01219 y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Oncología CIBERONC (CB16/12/00481) del Fondo de Investigaciones Sanitarias, Ministerio de Economía y Competitividad; y, además de los científicos citados, han participado en él la Dra. Ana Lluch, co-coordinadora también del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama de Incliva, y el resto de los investigadores de este equipo: Birlipta Pattanayak, Iris Garrido-Cano, Anna Adam-Artigues, Eduardo Tormo, Begoña Pineda, Paula Cabello, Elisa Alonso, Begoña Bermejo, Cristina Hernando, María Teresa Martínez, Octavio Burgués, Juan Miguel Cejalvo.

A ellos se han sumado también  los doctoresAna Rovira y Joan Albanell, del Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital del Mar de Barcelona.