Entre el valle del río Barcés y el valle de Barcia se levanta el pequeño pueblo de Carral, en la provincia de A Coruña. Un municipio de menos de 7.000 habitantes que se ha convertido en foco de una epidemia que alerta a virólogos y pone en jaque a la industria peletera española y gallega.

No es la primera vez que la crianza de estos mamíferos de la familia de los mustélidos deriva en un problema de difícil resolución. Ya durante la pandemia muchos países optaron por cerrar las granjas de cría de visones americanos por su rápida contracción del virus. España, sin embargo, se resistió, convirtiéndose incluso en sede y refugio para muchas empresas que buscaron escapar de las restricciones instalándose en nuestro país. Ahora, el brote de gripe aviar de Carral vuelve a someter al escrutinio público una reivindicación histórica de asociaciones medioambientales y animalistas: ¿es necesario el cierre de las granjas de visones?

La revista científica Eurosurveillance, editada por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), ha advertido en los últimos días lo que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás organismos científicos se venía avisando: “Los casos detectados se distinguen de todos los virus que se producen hasta ahora en la población aviar en Europa, ya que poseen una mutación poco común (...) que puede tener implicaciones para la salud pública”.

La prestigiosa publicación recuerda, en la dirección de plataformas animalistas y por el medioambiente, la necesidad de reforzar la “cultura de la bioseguridad”. La Fundación Franz Weber ha solicitado incluso un “cierre sanitario” de las 24 granjas de visones americanos localizadas en tierras gallegas. En el otro lado del tablero, la Asociación Nacional de Criadores de Visón (Agavi) asegura que los espacios respetan todos los protocolos.

Este tema ya ha llegado al Congreso de los Diputados, con una iniciativa de Más País que busca encontrar respuestas del Gobierno en una problemático en la que, hasta el momento, ha primado el secretismo y la falta de alternativas.

Con esta localidad gallega señalada en el mapa, los protocolos de prevención actualizados y los virólogos marcando en rojo la gripe aviar como la más grave de la historia europea, desde ElPlural.com hemos querido profundizar en ello hablando con dos expertos para conocer la situación en la que nos encontramos actualmente, así como las causas, posibles consecuencias del virus, la forma de transmisión de éste y soluciones en el caso de que haya que afrontar algo que hasta ahora se presume hipotético, pero que en cualquier momento puede dejar de serlo.

Imagen de archivo de dos visones
Imagen de dos visones en una granja.
 

Diferencia entre la Gripe A y ‘lo de Galicia’

A sabiendas de la importancia del lenguaje, lo primero que hay que tener claro es qué es realmente la Gripe A o Aviar. Es cierto que comúnmente, máxime después del caso de 2009, el término se emplea muy a la ligera. No obstante, el virólogo y catedrático en microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), José Antonio López, explica que “prácticamente todo” es Gripe A, aunque existe también “la Gripe B, que es menos promiscua y contra la que se vacuna la gente mayor y vulnerable” y “la Gripe C, que ya es prácticamente asintomática y contra la que no nos vacunamos”. Dentro de la Gripe A, apostilla, la H1N1 o la H3N2 son las que nos afectan cada año.

Por ende, lo que se ha interceptado en la granja peletera es un serotipo (o subtipo) de la Gripe A, en este caso el H5N1. “Circula asimismo el H7N2 y otros muchos”, aporta nuestro especialista.

Transmisión a humanos: “Estamos comprando papeletas”

Elisa Pérez, del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) y trabajadora asimismo del CSIC, acompaña las declaraciones de López y juntos explican dónde reside realmente el problema: “Conocemos el virus y sabemos que tiene la capacidad de saltar a algunos mamíferos silvestres (…) Este año se está moviendo con especial virulencia y se han detectado saltos de aves a mamíferos que se alimentan de aves, ya sea vivas o muertas. Ejemplo de ello son los zorros, las focas o algunos osos en Estados Unidos (EEUU). Lo grave es que ahora ha habido un salto de aves silvestres a visones que no son silvestres, sino que viven en unas condiciones muy específicas y que cada día estaban en contactos con humanos”.

En este sentido, ambos expertos son muy directos. Pérez advierte que “aunque el virus tiene que pasar muchas barreras para entrar en contacto con humanos” y es “realmente difícil que lo haga”, estamos “comprando papeletas” y “dándole oportunidades” para ello, como criar en grandes dimensiones o traficar con animales, aunque éste último no sea el caso de la granja de visones.

“Afortunadamente no ha pasado, porque los trabajadores dieron negativo, pero de haber ocurrido sí que habríamos tenido un problema real”, máxime si el H5N1 hubiera aprendido a moverse entre humanos. La envergadura de algo así, en una situación extrema, “podría dejar pequeño a lo que hemos pasado con el coronavirus”, según dicta el virólogo que habla para estas líneas.

Hasta ahora solamente se habían descrito algunos casos en China. Por aquel entonces se concluyó que los miembros de la familia se habían contagiado todos de la fuente aviaria -de ave a humano- y no entre ellos. “Pero que el virus esté en visones y se haya podido transmitir de visón a visón y no solamente de ave a visón ya es un paso cualitativo y a tener en cuenta”, asume López. “Tenemos varios focos de peligro real y llevamos tiempo avisándolo”, lamenta López, quien habla sobre todo ello en el libro Virus, ni vivos ni muertos (Guadalmazán).

Tenemos varios focos de peligro real y llevamos tiempo avisándolo

 

El ejemplo de la Gripe Española

Para ejemplificar lo aquí contado solo hay que echar la vista atrás, hasta la “mal llamada” Gran Gripe o Gripe Española de 1918: “Aquel virus no fue otro que el H1N1, pero por aquel entonces había poca información y no se conocía el mecanismo de inmunidad”, una máxima que puede asemejarse a lo que sucedió durante el Covid.

“Seguramente pasó de aves a humanos y de ahí a todo el mundo a través de los soldados de la I Guerra Mundial, causando una muerte de entre 50 y 100 millones de personas. Un dato en el que, eso sí, influyeron también aspectos como la hambruna, el escenario bélico, otros problemas sanitarios”, detalla.

El experto en biología molecular aprovecha la tesitura para explicar cómo un virus puede derivar en una pandemia mundial. “Por un lado, que se produzca una evolución o deriva genética de éste para que se termine adaptando en humanos (…) Por otro, el salto genérico, donde varios virus, adaptados en diferentes especies, coinciden en el mismo hospedador y a partir de ahí aparezca otro virus completamente nuevo por medio de la recombinación, como pasó en 2009”.

Síntomas y control de los brotes

La sintomatología que presenta es muy variable, desde casos prácticamente asintomáticos hasta infecciones sistemáticas de tipo fatales pasando por casos leves: “Puede afectarnos como una gripe normal o derivar en infecciones sistemáticas multiorgánicas, como los casos que se han detectado en el sureste asiático, donde el virus ha podido afectar al corazón o al cerebro”.

Las soluciones empleadas en ocasiones son drásticas. Precisamente en los últimos casos se han sacrificado más de 50 millones de ave de corral y más de 50.000 visones. Además de ello, los centros de vigilancia epidemiológica deben “estar muy alerta”, contemplando la migración de las aves y el alcance de los brotes. Pero la premisa primera es mucho menos dramática y más necesaria para el largo plazo: dejar de forzar la maquinaria consumista y/o económica.