Según la Organización Mundial de la Salud, la alergia es la patología más frecuente en la infancia. El número de casos, además, no deja de crecer.  “Si se comparan las distintas ediciones de Alergológica, un estudio transversal llevado a cabo en las consultas de Alergología en España en los años 1992, 2005 y 2015, se constata que la alergia a alimentos y la alergia respiratoria en forma de rinoconjuntivitis en la población pediátrica casi se ha duplicado en los últimos 10 años”, apunta a ELPLURAL.COM  la doctora Sandra Blanco Bermejo, especialista en Alergología del El Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña.

Exceso de higiene y polución, entre las causas

El porqué de este incremento no está claro. “Hay diversas hipótesis”, explica la doctora Blanco. Una de ellas es la ‘Hipótesis de la higiene’, que “viene a decir que la exposición temprana a los microbios y a determinadas infecciones ayudaría a que el sistema inmunológico se desarrolle y su defecto favorecería el desarrollo de la atopia y enfermedades alérgicas en general”, apunta.

Por otro lado, está la polución ambiental. “Las partículas diésel modifican la alergenicidad del grano de polen, haciendo que la alergia respiratoria sea más virulenta en las ciudades que en el campo”, destaca.

Y en lo que respecta a la alergia alimentaria, el aumento de casos puede estar relacionado con los “cambios en los estilos de vida, que hacen que cada vez consumamos alimentos más procesados industrialmente y fuera del ámbito doméstico”, subraya la doctora Blanco.  A esto habría que añadir otros factores como “la genética del individuo, la edad, la microbiota intestinal, la dosis del alimento consumido y las propiedades del propio alimento”.

Según algunas publicaciones, “la exposición microbiana podría modular el riesgo de la alergia a alimentos”, añade esta especialista. “En ese sentido, parece que el nacimiento por cesárea se asociaría con un incremento del riesgo de alergia alimentaria, mientras que el contacto con animales domésticos, vivir en granjas, tener hermanos mayores o acudir a la guardería en los primeros 6 meses tendría el efecto contrario, estaría ligado a una menor probabilidad de desarrollar alergia”, matiza.

Dermatitis atópica y Marcha Atópica

 “Diversos estudios observacionales longitudinales confirman la existencia de la progresión desde dermatitis atópica a otras enfermedades alérgicas”, puntualiza la doctora Blanco. Es más, la denominada ‘marcha atópica’es un concepto que surge, precisamente, para describir la evolución de las enfermedades atópicas desde la DA a la alergia alimentaria, rinitis y el asma alérgica, y representaría la historia natural de estas patologías”, precisa.

Novedades en el diagnóstico

En los últimos años se han producido avances en lo que respecta al diagnóstico de la alergia respiratoria y alimentaria. “En este sentido, cabe destacar”, afirma la alergóloga del hospital Infanta Elena, “el diagnóstico molecular  en alergia”. Su objetivo es “mejorar la precisión diagnóstica y discriminar entre la reactividad-cruzada de la verdadera cosensibilización”, recalca, lo que permite “mejorar las indicaciones de la inmunoterapia específica”.

 No obstante, advierte, “es menos sensible que el diagnostico con extracto completo, por lo que nunca podrá sustituir a éste”.

Nuevos fármacos

En lo que respecta a los tratamientos también se han producido novedades. “Los fármacos biológicos han supuesto una revolución para las formas graves de la enfermedad alérgica, como la dermatitis atópica grave o el asma grave infantil”, puntualiza esta doctora.

“Estas novedosas terapias ofrecen la posibilidad de una medicina personalizada al paciente con DA grave o asma grave”, subraya.

De todos los fármacos biológicos que se han utilizado en los ensayos de la DA grave, “Dupilumab es el que mejores resultados ha ofrecido hasta la fecha, tanto en monoterapia como en asociación con corticoides tópicos”, indica la alergóloga.  

También hay disponibles actualmente en el mercado otros biológicos que se han desarrollado para tratar a niños con asma grave de difícil control y que no responden al tratamiento convencional. “Estos pacientes constituyen la población con más riesgo de exacerbaciones, hospitalizaciones y muerte”, afirma, “y son los que más costes sociosanitarios consumen”.

El Omalizumab (anti-IgE) es el primer monoclonal que se ha autorizado en ese sentido y, más recientemente, se han comercializado otras moléculas como mepolizumab (anti-IL 5), “indicada en casos de asma grave eosinofílica refractaria al tratamiento convencional”.

Inducir la tolerancia

Otra de las novedades que se han introducido en los últimos años para tratar de forma definitiva la alergia a alimentos es el empleo de la inmunoterapia alérgeno-específica para el tratamiento de la alergia persistente a alimentos como la leche o el huevo.

Esta técnica supone una alternativa a la tradicional evitación del alimento y consiste en “modificar la historia natural de la alergia alimentaria e inducir la tolerancia mediante la administración de cantidades progresivamente crecientes, manteniendo una exposición regular al alimento”, argumenta la doctora Blanco. El objetivo es “proteger al paciente de las reacciones ocurridas por la ingesta inadvertida de trazas del alimento contenido en alimentos preparados industrialmente”, resalta, pero “tiene sus ventajas e inconvenientes”. Esta opción debe ser “valorada individualmente en cada paciente y llevada a cabo por personal sanitario experimentado en el manejo de reacciones alérgicas graves y con los medios necesarios disponibles para tratar eventuales reacciones de mayor o menor envergadura”, concluye.