Hasta el 31 de julio, España ha registrado un total de 291 fallecimientos por ahogamiento, de los cuales 93 ocurrieron en julio, convirtiéndolo en el tercer peor julio en términos de ahogamientos en la última década. Estos datos provienen del Informe Nacional de Ahogamientos (INA) elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo.

El promedio de tres muertes diarias en julio de 2024 solo es superado por los meses de julio de 2017 y 2019, con 95 muertes cada uno. En los primeros siete meses de 2017 se registraron 306 muertes, mientras que en el mismo período de 2024 se han contabilizado 291, 42 más que en el mismo período de 2023.

En julio de 2024 hubo 14 ahogamientos mortales más que en julio de 2023, cuando se registraron 79. Este mes pasado es el que más muertes ha sumado desde 2015, con un total de 770, representando el 20% de los fallecimientos por ahogamiento no intencional desde que se inició el INA.

El perfil típico de la persona ahogada es un hombre (83,5%), mayor de 55 años (58,76%), de nacionalidad española (84,19%), que ha fallecido en una playa (50,51%) sin vigilancia (43,64%) entre las 10:00 y las 20:00 horas (64,26%).

En julio de 2024, 13 menores de edad fallecieron por ahogamiento en España: cuatro de 0 a 3 años, dos de 4 a 6 años, dos de 7 a 10 años y cinco de 11 a 17 años. Las muertes de menores representan el 8,59% del total en 2024. El 31,18% de las personas ahogadas en julio tenían entre 18 y 44 años (29 de 93), y un 32,65% en lo que va de año (95 de 291).

Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia, las regiones con más muertes por ahogamiento

Por comunidades, en julio pasado la Comunidad Valenciana registró 16 ahogamientos mortales, Andalucía (13), Galicia (10) y ocho en cada uno de los territorios de Canarias, Cataluña e Islas Baleares.

En la Región de Murcia, cinco de las once muertes registradas en 2024 ocurrieron en julio. En Castilla y León, siete de las 15 muertes del año se produjeron en julio. La Comunidad de Madrid registró cuatro de sus seis ahogamientos anuales en julio, y Aragón, cuatro de ocho.

Castilla-La Mancha, Cantabria y País Vasco registraron dos fallecimientos cada una en julio, mientras que Asturias, Navarra y La Rioja sumaron una muerte cada una. Melilla registró un ahogamiento no intencional en julio, acumulando tres desde 2019. No se reportaron muertes en Extremadura ni en Ceuta en julio.

En lo que va de año, Galicia (46), Andalucía (45) y Comunidad Valenciana (43) representan el 46% del total nacional, seguidas por Canarias (30), Cataluña (27), Islas Baleares (16), Castilla y León (15), Región de Murcia (11) y Asturias (10). Castilla-La Mancha y Aragón acumulan 8 cada una, Extremadura (7), Cantabria, Comunidad de Madrid y País Vasco (6 cada una), Navarra (4), La Rioja (2) y Melilla (1).

Más vigilancia y más medidas preventivas

El aumento de los ahogamientos en julio de 2024 es alarmante y subraya la necesidad de medidas preventivas más efectivas. La falta de vigilancia en las playas es un factor crítico, ya que el 43,64% de los ahogamientos ocurrieron en playas sin supervisión. Además, la franja horaria entre las 10:00 y las 20:00 horas, cuando la mayoría de los bañistas están en el agua, es especialmente peligrosa.

El perfil demográfico de las víctimas también es significativo. La mayoría son hombres mayores de 55 años, lo que podría indicar una menor capacidad de respuesta ante situaciones de peligro. La alta proporción de víctimas de nacionalidad española sugiere que las campañas de concienciación deben intensificarse a nivel nacional.

La trágica pérdida de 13 menores en julio de 2024 resalta la importancia de la supervisión constante de los niños cerca del agua. Las estadísticas muestran que los menores de 3 años son particularmente vulnerables, lo que subraya la necesidad de una vigilancia extrema y de educar a los padres sobre los riesgos.

Para reducir el número de ahogamientos, es crucial implementar varias medidas preventivas. Aumentar la presencia de socorristas en las playas y mejorar la señalización de las zonas peligrosas son pasos fundamentales. Además, las campañas de concienciación deben dirigirse a los grupos de mayor riesgo, como los hombres mayores de 55 años y los padres de niños pequeños.

La educación sobre seguridad acuática debe ser una prioridad en las escuelas y comunidades. Programas de natación y primeros auxilios pueden equipar a las personas con las habilidades necesarias para responder eficazmente en situaciones de emergencia.

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