La farmacéutica británica AstraZeneca y la Universidad de Oxford han anunciado este miércoles que interrumpen el ensayo clínico para lograr una vacuna contrael coronavirus porque uno de los participantes ha sufrido “una enfermedad potencialmente inexplicable”. España anunció en agosto que había comprado sus primeras vacunas al haberse asegurado 30 millones de dosis como parte de una compra conjunta de la Unión Europea.

En un comunicado, la farmacéutica ha explicado que su “proceso de revisión estándar provocó una pausa en la vacunación para permitir la revisión de los datos de seguridad”

“Es una acción de rutina que sucede siempre que hay una enfermedad potencialmente inexplicable en uno de los ensayos mientras se investiga, asegurándonos de que se mantiene la integridad de los estudios", ha indicado un portavoz de la farmacéutica.

”En los ensayos grandes, los participantes a veces enferman por casualidad, pero deben revisarse de forma independiente para verificar esto con cuidado”, ha añadido la farmacéutica.  Los ensayos internacionales de esta vacuna se han pospuesto hasta que una investigación independiente revise los datos y determine si se pueden reiniciar.

El Gobierno anunció la compra de 30 millones de dosis

En agosto, España anunció en agosto que había adquirido sus primeras vacunas al haberse asegurado 30 millones de dosis de la farmacéutica británica como parte de una compra conjunta de la Unión Europea. El lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, dijeron que esperaban comenzar a suministrar esta vacuna a una parte de la población en diciembre.

Según ha publicado The New York Times, el participante en el estudio de la farmacéutica había sido inscrito en un ensayo de las fases 2 y 3 en el Reino Unido y se había descubierto que tenía un síndrome inflamatorio que afecta a la médula espinal. No está claro si este caso estuvo relacionado con lo ocurrido con la vacuna.

Una vacuna esperanzadora

La vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford es una de las más avanzadas tras superar con éxito las dos primeras fases de prueba. Cada dosis genera una fuerte respuesta inmune sin provocar efectos adversos graves, según los datos de su primer ensayo en humanos, publicados el 20 de julio en la revista médica The Lancet. En las pruebas que se iniciaron en abril, han participado más de 1.000 voluntarios sanos en el Reino Unido. En las pruebas de la fase 3 han participado unas 30.000 personas en Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.

La fórmula de la vacuna de Oxford está elaborada a partir de una versión debilitada de un adenovirus del resfriado común de los chimpancés. El virus está modificado genéticamente para impedir su multiplicación y añadir genes con las instrucciones para fabricar solamente las proteínas de la espícula del coronavirus, que sirven de llave al virus para entrar en las células humanas. Estas proteínas ajenas generadas por la vacuna entrenan al sistema inmune y, según muestran los nuevos resultados, provocan la creación de una doble barrera: a los 14 días, los pacientes desarrollan anticuerpos neutralizantes, que bloquean las partículas extrañas, y a los 28 días crean linfocitos T, un tipo de glóbulo blanco que destruye las células infectadas, informa El País.