La protesta racial que ha culminado con la muerte de cinco policías en Dallas (Texas, EEUU) a consecuencia de los disparos de francotiradores  se produce después la brutal muerte de dos negros en apenas 48 horas, víctimas de la violencia policial. La imágenes de ambas muertes han dado la vuelta al mundo.

Alton Sterling, en Luisiana, fue disparado a quemarropa por dos agentes que lo tenían retenido en el suelo. El vídeo, grabado por un testigo, muestra a Sterling completamente inmovilizado. Pese a ello, uno de los agentes saca una pistola y dispara provocándole la muerte. En ese momento se oye una voz que grita: “¡Tiene un arma, un arma!”

Philando Castile, en Minnesota, fue disparado cuando se encontraba desarmado dentro de su coche. Su mujer es la que graba el vídeo. Se la oye llorar impotente ante su marido desangrándose mientras el agente de policía le apunta y grita airadamente desde el exterior del vehículo. Al parecer, los paró porque llevaban un faro roto.