Hacía diecisiete años que la Madrugá de Sevilla no se había convertido en sinónimo de miedo, de carreras y de confusión. Desde el año 2000, las estampidas no habían roto la magia de una de las noches más importantes del año para la ciudad del Guadalquivir. Bastaron unos gritos de 'Alá es grande' para que la noche del Jueves Santo de 2017 quedase para siempre asociada al pánico.

Inicialmente fueron tres los detenidos, aunque la cifra subió hasta ocho pasadas las horas. Todos ellos pasaron a disposición judicial. En la mayoría de los casos, los detenidos fueron acusado de cometer desórdenes públicos al “dar golpes en el suelo, gritar con amenazas” y correr para provocar el pánico y estampidas entre los asistentes a las procesiones del día grande de la Semana Santa sevillana.

A varios de los detenidos -uno de los cuales acumulaba un historial de 36 detenciones-, les fueron incautados objetos contundentes, como barras metálicas con las cuales hacían ruido para provocar el miedo y la inquietud.

Aunque inicialmente se descartó que hubiera heridos, informaciones posteriores confirmaban que más de 70 personas habían sido atendidas, principalmente por crisis de ansiedad, fracturas leves y contusiones diversas. Afortunadamente, solo uno de ellos  uno de ellos se encontraba en estado grave, por traumatismo craneoencefálico, si bien después de estar unas horas en la UCI pasó a planta.

Según testigos presenciales, el público respondió con aplausos y palabras de ánimo dirigidas a los nazarenos de La Macarena que, en un momento de nervios provocado por la incertidumbre generada en plena calle Sierpes, no pudieron contener las lágrimas.

La banda de música de San Juan Evangelista, que abría el cortejo de la Esperanza de Triana, tuvo que suspender la estación de penitencia por el caos creado, durante el cual algunos de sus instrumentos sufrieron desperfectos.

Las provocaciones tuvieron lugar al paso de la Hermandad de la Macarena en la calle Sierpes y también en la zona de Salvador, en pleno centro de Sevilla y donde suelen registrarse grandes aglomeraciones. Igualmente, se produjo otra pequeña estampida en la salida de la Hermandad de Los Gitanos en su salida.

El caso de Málaga

Se da la circunstancia de que antes de Sevilla, Málaga también sufrió en 2017 estampidas y carreras en medio de una de las procesiones más emblemáticas de la capital de la Costa del Sol, la de Jesús Cautivo.

Los incidentes se produjeron en la céntrica calle Carretería, que sobre las dos de la madrugada del Martes Santo estaba llena de gente para contemplar el regreso a su templo de este trono de la Semana Santa malagueña.

El ambiente parecía tranquilo hasta que los asistentes empezaron a percatarse de una estampida de gente, lo que llevó a muchos de ellos a pensar en lo peor ante tantas aglomeraciones, dados los últimos atentados en Londres, San Petesburgo y Estocolmo.

Lo cierto es que los incidentes comenzaron debido a la pelea entre dos jóvenes, cuando el trono del Cautivo se encontraba a mitad de la calle y el de la Virgen de la Trinidad a punto de embocarla. Al principio fue una pelea entre dos o tres jóvenes pero luego empezó a sumarse más gente, lo que hizo que la situación de pánico se extendiese rápidamente.

Y es que el pánico por la estampida en el regreso del Cautivo llegó hasta el mismísimo Puente de la Aurora en una noche que también será muy difícil de olvidar para los malagueños.