La selección japonesa es capaz de lo mejor, como hicieron ante Alemania (1-2), pero también de lo peor, como demostró ante la débil Costa Rica ante la que cosechó una derrota que le ha complicado su futuro (0-1).
Sun Tzu, general, estratega militar y filósofo de la antigua China y autor de El arte de la guerra, influenció y sigue influenciando a grandes líderes, no solo en lo militar, sino también en la estrategia política y en tácticas empresariales. Sun Tzu sigue siendo, por tanto, una referencia en el mundo oriental, al que pertenece el combinado futbolístico que esta noche se enfrentará a la selección española en los mundiales de Qatar.
El filósofo dejó dicho que “Debemos fingir debilidad, para que el enemigo se pierda en la arrogancia”. Esa puede ser uno de las amenazas contra España en un partido que, a priori, aparenta ser fácil de concluir con victoria de “La Roja”. El exceso de confianza de un equipo, España, con una trayectoria destacada en Qatar y que objetivamente es muy superior al equipo nipón.
“Quien no tiene metas, es poco probable que las alcance”, fue otra de las afirmaciones legadas de El arte de la guerra. Otro peligro. Japón lleva casi más de cuatro lustros metiendo cabeza en los mundiales -desde los mundiales de Francia en 1998- pero nunca ha conseguido clasificaciones finales relevantes al no pasar de la primera ronda. Ahora, están empeñados en superar ese fatalismo determinista. Es evidente, que en 2022, sus objetivos son hacer un mejor papel y convertirse en la selección sorpresa de la competición.
“Once contra once y que ya no siempre gana Alemania”
Pero más allá de las enseñanzas del maestro oriental, lo cierto es que en esta guerra de once contra once, y que ya no siempre gana Alemania (en contra de la memorable del ex delantero inglés Gary Lineker de principios de los 90), Japón se presenta como un equipo amenazante y peligroso por dos motivos.
Capaces de todo
En primer lugar es un equipo de tocar el cielo con las manos o hundirse en el infierno, un ejército nipón de guerreros capaz de lo peor y de lo mejor. Su trayectoria en este mundial avala esta afirmación. Los pupilos de Hajime Moriyasuomo hicieron historia al vencer y humillar a la potente Alemania 1 a 2, pero, al mismo tiempo, se hundieron en el fango de la derrota ante una débil selección como Costa Rica, a la que España le endosó un monumental 7 a 0, perdiendo en el estadio Áhmad bin Ali ante los endebles ticos por 0 a 1.
Son las dos almas de una ambiciosa selección japonesa que llegan al combate con España con “ganas de ganar”. Y ahí reside su peligro, ¿con qué alma llegará esta tarde cuando pise el césped del Halifa International Stadium?
Japón no se rinde jamás
Porque la segunda característica de la selección nipona, tras la de ser capaz de todo, es que es un equipo correoso que nunca se rinde, sea el escenario que sea o vaya el resultado que vaya. Es una especie de batallón, que no decae en ningún momento y que luchan desde el minuto uno como si de una final se tratase. Así lo demostró ante la poderosa Alemania, en la que acosados y abrumados ofensivamente por los germanos, claros dominadores del derbi, nunca dieron su brazo a torcer, hasta que el balón besó dos veces la red del equipo de Flick.