La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se ha puesto manos a la obra para analizar los episodios de altas temperaturas que se han instalado en España en los últimos veranos. El estudio de la institución constata la tendencia de que cada vez se ha prolongado más el periodo estival. “Los veranos sofocantes y prolongados se convertirán en la nueva norma”, señalan los investigadores tras realizar una serie de cálculos y estimaciones de la temperatura media diaria desde el 15 de junio al 15 de septiembre en la Península y Baleares y desde el 1 de julio al 1 de octubre en Canarias, en el lapso entre 1991 y 2020.

Según explican en un artículo reciente publicado en el blog de la AEMET, la reducción de la época invernal y la extensión de los veranos es una de las proyecciones que ya manejan diferentes estudios sobre el cambio climático. Advierten de que será ya la tónica habitual en España. La información parte de un estudio pormenorizado de la propia agencia, que estudia la temperatura media diaria en Península y Baleares (del 15 de junio al 15 de septiembre), así como en Canarias (del 1 de julio al 1 de octubre), en el periodo comprendido entre los años 1991 y 2020. Un análisis que refleja la expansión de la época estival de forma paulatina.

“Los veranos se están alargando entre 4 y 15 días por década, en función de la región”, apuntan en el artículo, a modo de conclusión tras el escrutinio de las series de temperaturas en diversos puntos del país. “Efectivamente, la duración del verano se está prolongando”, constatan tras la realización de diversos cálculos en el análisis del periodo mencionado. El estío se extiende a costa de “robar” días a la primavera y al otoño. En consecuencia, recogen que esa misma extensión se da hacia la primera estación, generando un fenómeno ya conocido como “primaverano” y que arroja consecuencias notables en “el centro y norte peninsular”.

En contraposición, el alargamiento del verano hacia el otoño, bautizado también como “veroño”, detectan que es menos frecuente. No obstante, aseguran que “no se puede afirmar con un 95% de certeza que exista una tendencia segura”, con la excepción de las costas cantábricas y mediterráneas”. Por ello, en la agencia destacan que la prolongación de los estíos resulta “alarmante” y no se circunscribe en exclusiva a una “percepción subjetiva”, sino a una “realidad respaldada por la evidencia científica”.

Una tendencia que ya está dejando “consecuencias devastadoras para el equilibrio ecológico, la salud humana y la economía”, amén de incrementar los “riesgos de incendios forestales” y la incidencia sobre la “disponibilidad de recursos hídricos”. “Implica una redefinición de los calendarios agrícolas, ajustes en la gestión del agua, modificaciones en la infraestructura urbana y una mayor conciencia en la prevención de riesgos asociados al calor”, sugiere la AEMET. Frente a este escenario, estiman que es “responsabilidad de todos tomar medidas de adaptación y mitigación”.

Vuelve la lluvia

A pesar de este informe, las últimas previsiones de la agencia alertan de que las zonas que se verán más afectadas por las precipitaciones, incluyendo el granizo, están en el entorno pirenaico de Aragón y Cataluña, y posiblemente los aledaños. De esa manera, estos lugares son los que previsiblemente experimentarán fuertes tormentas en las próximas horas provocando una disminución de las temperaturas. Eso sí, no será una tónica general sino que se registrarán en momentos muy puntuales.

Estas tormentas, así como las que pueden llegar en el Sistema Ibérico y el extremo oriental del Sistema Central, se presuponen “fuertes” y pueden “ir con granizo”, sobre todo las que tengan lugar en el área Ibérica Oriental y en el Pirineo, sin descartar que lleguen del mismo modo a zonas del norte de la Comunidad Valenciana -aunque no tanto como cuando se produce la llamada gota fría- y el sur de Cataluña. Las precipitaciones serán también un constante en el norte de Galicia y el Cantábrico, donde se esperan lluvias débiles y dispersas que se limitarán a zonas de interior, lo mismo que en Canarias, donde dentro de las zonas montañosas, especialmente Tenerife, tampoco se puede descartar que tenga lugar algún chubasco.