Y hablando de posiciones valientes, inteligentes y generosas, no habrá otra en la historia de nuestro país como la de Carrillo en la Transición. ¡Eso fue generosidad! Renunció a su bandera y a gran parte de sus estrategias por el bien de España, por la reconciliación de todos los españoles. Fue una lección de generosidad, después de haber encabezado la lucha antifranquista durante gran parte de su vida. Decía el otro día Adolfo Suárez Illana, que era la persona en quien más confió su padre, en la tarea, nada fácil, de la Transición. Hubo confianza mutua, entre dos hombres opuestos ideológicamente, pero que se supieron “remangar” por el bien de todos.

Sí. Sí. No se pongan nerviosos “los amantes de la patria”. No se me ha olvidado. Voy a referirme también a Paracuellos. Aunque les voy a defraudar cuando diga que mi posición no está basada en seudohistoriadores que aún no han sabido sacudirse la caspa del aparato propagandista del franquismo que estudiábamos en el bachiller de los años cincuenta. Mi consejo para los que quieran aprender, y no afianzarse en sus fanatismos, es acudir a los más reconocidos hispanistas actuales: Raymond Carr, Paul Preston, Ian Gibson o Hugh Thomas, entre otros.

Por último, pedir a los que le niegan un minuto de silencio, o a los que han pedido tres días de fiesta nacional, un reconocimiento merecido…, un agradecimiento a su aportación al diálogo, al consenso, a la reconciliación. No hace falta ser del mismo “bando” para trabajar por el interés general. Para hacer mejor a España. Con hombres como Suárez y Carrillo, hoy habría consenso para salir de la crisis.

Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com