De esta forma, además, se habría seguido el procedimiento habitual de contratación del PP en las administraciones locales y regionales en las que gobierna. Mas vale -piensan los dirigentes populares- tener un fiable, cercano y si ello fuera posible, incluso, familiar conocimiento de las empresas y personas con las que se han de acordar la realización de las prestaciones de los servicios públicos. ¿Quién pondrá más empeño -se preguntan- en hacer de la mejor forma posible lo acordado que las personas de nuestro entorno más próximo?

Todos recordarán aquellas expresiones de “amiguito del alma” o de “te quiero un huevo” dirigidas por algún dirigente popular a los contratantes con la Comunidad Valenciana o las generosas dávidas presuntamente recibidas por la alcaldesa y otros ediles de la Corporación municipal de Alicante como viajes en avión privado, fiestas con mucho “marisquisto” y prendas de esmerada confección. Aunque en este último tipo de regalos el empresario dadivoso no estuviese bien informado porque le regaló a la alcaldesa una chaqueta que ya tenía. Error que fue subsanado de inmediato por la propia regidora quien cambió esta prenda, según consta en las diligencias policiales del “caso Brugal”, “por una gabardina, una camisa y un jersey de Carolina Herrera”. Y uno no puede por menos que exclamar ¡Vaya tela que tenía que tener la chaqueta que con el trueque de una sola se hace la alcaldesa un fondo de armario!

No obstante, si ya no se puede contar con Jaume Matas, aún tiene Mariano Rajoy en la recámara a otro peso pesado del partido que podría asesorarle en la contratación de estas auditorías. Se trata del últimamente desaparecido de la escena política Juan Costa, el que fuera en los gobiernos de Aznar secretario de Estado de Economía y Hacienda, con posterioridad de Comercio y Turismo y, finalmente, ministro de Ciencia y Tecnología. Pues bien, este polifacético político renunció en noviembre de 2010 a su escaño en el Congreso de los Diputados porque fue contratado por otra de las grandes empresas auditoras, Ernst & Young, de la que ya fuese socio director de 2005 a 2007.

Pero es que, además, si Mariano Rajoy volviese a contar con él mataría dos pájaros de un sólo tiro porque este abogado, especializado en asesoramiento jurídico a empresas, es un consumado experto en sacar mierda debajo de las alfombras la hubiese o no la hubiese. Cuando Aznar tomó el relevo a Felipe González en la presidencia de Gobierno, descubrió - ¡ahí es nada!- que la Agencia Tributaria, en manos de los socialistas, había perdonado a sus amiguetes más de 200.000 millones de pesetas. Esa acusación quedó en nada porque era falsa, pero para los intereses de Mariano Rajoy esta circunstancia no tiene la más mínima importancia. ¿Recuerda alguien que Costa rectificara o que el PP se excusara?

El objetivo es el de contar con alguna entidad o persona que saque mierda en cantidad, que los ciudadanos se percaten del despilfarro irresponsable de los socialistas y, por último, de justificar las draconianas medidas de austeridad que pretenden realizar y que no afectarán, a buen seguro, a las clases más privilegiadas que, junto con algún que otro despistado -bastantes para qué engañarnos-, son sus votantes naturales.

Si el Secretario General del PP en la Comunidad de Castilla-La Mancha, sin ver un solo documento, ha asegurado que existe una quiebra financiera en las cuentas de esta región y una deuda de más de 7.000 millones de euros ¿qué no serán capaces de descubrir cuando vean un sólo papel? ¡Da hasta miedo pensarlo!

Gerardo Rivas Rico es licenciado en Ciencias Económicas