El propio Gracia concluye que “la izquierda se ha instalado en una resignación biológica que le impide arbitrar un frente fuerte para limitar el poder del dinero y fortalecer el poder del Estado”. No sé si el profesor muestra su preocupación desde una posición de izquierda radical y trasnochada. Puede que sí. Pero de lo que no cabe duda es de que la izquierda progresista y moderada, moderna, ha caído en una desmotivación muy preocupante. Preocupante, no por el porvenir de un partido político, sino porque la democracia está coja sin la compensación de un poder que frene al capitalismo salvaje neoliberal que nos ha invadido, y que nos ha traído a donde estamos. ¿Quién frena las políticas asfixiantes de Merkel y Sarkozy?

El gran problema que acecha a la sociedad actual, es que la derecha se ha escorado hacia posiciones más propias de un capitalismo decimonónico, y que la izquierda se ha sumido en el derrotismo de la impotencia. La primera lleva a la sociedad hacia niveles socioeconómicos alejados del bienestar social de una clase media propia del siglo XXI. Y la desmotivación de la segunda ha conducido a la desmovilización de la izquierda intelectual y de las clases medias desilusionadas.

El PSOE, en estas circunstancias, no debe situar como objetivo inmediato ganar posiciones con vistas a las próximas elecciones. Ese debe ser su objetivo último, pero no el inmediato. Lo inmediato es transmitir un mensaje, una corriente, que muestre a la sociedad que la socialdemocracia no ha muerto; que hay que revitalizarla para que actúe como contrapeso de equilibrio; que recupere la ilusión que han perdido los cuatro millones y medio de votantes desilusionados; que hay otras formas de hacer frente a la crisis que las que proponen las corrientes dominantes. Y cuando haya logrado eso, las elecciones vendrán solas, porque habrá una mayoría social con fuerza e ilusión suficientes para sustentarlas.

 Julio García-Casarrubios Sainz
http://juliocasarrubios.blogspot.com