El gran problema que acecha a la sociedad actual, es que la derecha se ha escorado hacia posiciones más propias de un capitalismo decimonónico, y que la izquierda se ha sumido en el derrotismo de la impotencia. La primera lleva a la sociedad hacia niveles socioeconómicos alejados del bienestar social de una clase media propia del siglo XXI. Y la desmotivación de la segunda ha conducido a la desmovilización de la izquierda intelectual y de las clases medias desilusionadas.
El PSOE, en estas circunstancias, no debe situar como objetivo inmediato ganar posiciones con vistas a las próximas elecciones. Ese debe ser su objetivo último, pero no el inmediato. Lo inmediato es transmitir un mensaje, una corriente, que muestre a la sociedad que la socialdemocracia no ha muerto; que hay que revitalizarla para que actúe como contrapeso de equilibrio; que recupere la ilusión que han perdido los cuatro millones y medio de votantes desilusionados; que hay otras formas de hacer frente a la crisis que las que proponen las corrientes dominantes. Y cuando haya logrado eso, las elecciones vendrán solas, porque habrá una mayoría social con fuerza e ilusión suficientes para sustentarlas.
Julio García-Casarrubios Sainz
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