Ocurre, sin embargo, que el velero que navega no es el suyo sino que es el nuestro, que el temor, cuando no verdadero pánico, lo tenemos la mayoría de los navegantes y que todos -o casi- deseamos que alguna tormenta o enemigo tuerza el suicida rumbo que ha marcado el timonel a las ordenes de este capitán -el presidente de Gobierno- que sigue a pie juntillas las instrucciones de la germánica almirante de la escuadra.

Pero donde nuestro capitán se siente más seguro -que no es con las consignas que obedece sin rechistar de Bruselas o de Berlín- y su bajel navega con determinación y rumbo fijo es cuando arremete contra los que él considera enemigos internos; sean éstos trabajadores que reclaman sus derechos laborales, progresistas partidarios de avances en la ampliación de derechos sociales e individuales cuyo reconocimiento es contrario al ideario nacionalcatolicista o periodistas que no bailan al son que la cúpula de su formación política marca.

Para muestra de lo que se afirma un botón: el desembarco con sus huestes en la radio televisión pública estatal. Se había convenido entre los partidos políticos una ley según la cual el presidente de la Corporación que rige la RTVE sería alguien elegido por una mayoría cualificada (2/3 del Parlamento). Pues, sencillamente, a nuestro capitán estos consensos le deben parecer una cursilada -un exceso democrático- y se ha sacado de la chistera un Decreto-ley para que él pueda elegir, con la sola fuerza parlamentaria que le apoya, a la persona adecuada para manejar a su antojo un medio de comunicación tan poderoso y, ello a pesar, de que su financiación no sólo corresponde a los votantes de su partido sino también a todos los que han votado a otras formaciones políticas e, incluso, a los que no han votado a nadie.

Y en este abordaje nos encontramos, pues el nuevo presidente de la Corporación ha designado ya al que será director de Informativos de TVE. Alguien proveniente de la televisión autonómica madrileña -conocida popularmente por TeleEsperanza; ¡ustedes adivinarán el motivo!- que tiene acreditado un amplio historial de sectarismo informativo en la referida televisión pública -en la privada que de rienda suelta a sus debilidades- y que ha sido rechazado por el 71% de los periodistas de esta institución que han votado su nombramiento y en la que un 21% ha optado por votar en blanco habiendo obtenido la aceptación explícita de tan sólo un 8% .

Terminando como empezamos se podría -con el permiso de Espronceda- poner en boca de nuestro particular y peculiar pirata una adaptación de su celebérrimo poema: “Que es mi RTVE mi tesoro, que es mi dios la obscuridad, mi ley, la mentira y el engaño, mi única patria, la manipulación. Y ve el capitán Rajoy, cantando alegre en Moncloa, Berlín a un lado, al otro Bruselas, y allá a su frente Españistán”.

Y hacia a esa Españistán navegamos “viento en popa y a toda vela”. Hacia una Españistán que no la va a conocer ni la madre que la parió. ¡País!, como diría mi admirado Forges.

Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas