Hace un par de días colgué esta pregunta en la página de Facebook creada en apoyo del  candidato socialista (RUBALCABA PRESIDENTE 2012) con la advertencia de que siendo una pregunta tan larga no tenía la intención de contestarla y que, si alguien se atrevía, que lo hiciera. No hay nada más eficaz para estimular la osadía del personal que dudar de su capacidad para afrontar cualquier reto. Y así fue, decenas de personas respondieron al envite.

Aunque los primeros en contestar me defraudaron un poco y por un momento me temí lo peor; “Me lo pregunto cada día, no tengo respuesta” -fue la  primera contestación- y la segunda aún más descorazonadora: “Yo también, no soy capaz de comprenderlo”. No obstante, el foro se fue animando y a las pocas horas se convirtió en un hervidero de teorías expuestas con todo lujo de argumentaciones. Tan fue así que uno de ellos terminaba su exposición afirmando: “En fin, menudo rollo he soltado. Pero la culpa es tuya Gerardo por hacer esas preguntas a la hora de la siesta”.

Pero si cuento todo esto es porque hubo una contestación que quisiera compartir con aquellos que se toman la molestia de leer mis artículos porque la considero lúcida y, sobre todo, muy realista. La derecha -argumentaba- está “capacitada para decir lo uno y lo otro sin ruborizarse porque saben a quién quieren en el Gobierno: a la derecha; repiten el mismo mensaje, corto e incisivo, y a través del tiempo, miles y miles de veces hasta que consiguen que no se hable de otra cosa o que una mentira se haga realidad; con todo esto consiguen que una parte de la izquierda dude de sí misma, algo suficiente para abrir brecha entre las filas de la izquierda y conseguir que gane la derecha. Siempre es la misma estrategia, y siempre la izquierda cae en la misma trampa”.

Y, al final de su exposición, hacía la siguiente reflexión: “En las elecciones europeas, la izquierda, se abstuvo masivamente permitiendo que la derecha se instalase en las instituciones europeas que ahora nos dictan lo que debemos hacer. Nosotros somos parte de la culpa”, concluía Dyetro Lamarka, que con este nombre firmaba su comentario en la página de apoyo a Rubalcaba.

Mi compañera en la sección de opinión de este periódico y, sin embargo amiga, como diría el recordado Alfonso Sánchez, Coral Bravo, también mantiene esta teoría y la expresa con una imagen bastante gráfica porque dice que la izquierda, tratando de huir de los osos de su propia manada que considera amenazan sus conquistas, termina por meterse de lleno en la cueva del más peligroso de todos y que, paradójicamente, pertenece a la caterva enemiga.

Mi palabrita del Niño Jesús que como el 20N la desidia, el desencanto o la frustración de la izquierda contribuya a que el país entero se coloree de azul, me tomo una legislatura sabática y no pienso acudir a una sola manifestación de protesta contra las políticas del PP. Lo exasperante es que al final mis convicciones y principios podrán más y acudiré codo con codo para apoyar a los que el día de las elecciones decidieron, porque son así de ¿exquisitos?, castigarse a sí mismos. A este paso, la próxima vez juraré por Snoopy ¡qué más me da!

Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas