Reducir el déficit a costa de los ciudadanos es la clave del asunto. La fiebre de la población sube cada día. Aunque la situación económica mejore antes o después, los efectos negativos en la gente van a seguir con una precariedad que se irá cronificando en mayor o menor medida. No es que la clase trabajadora haya estado muy boyante en mejores tiempos. Pero ésta es la tendencia mientras no se demuestre lo contrario.

Las políticas sociales no circulan por el sendero idóneo para lograr síntomas positivos y combatir el barro de la crisis económica. Por eso la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social insta a las comunidades a establecer mejoras en estas cuestiones. El Estado del bienestar flaquea mucho y se reducen los gastos en perjuicio de la ciudadanía y en provecho de los que mantienen íntegras sus indumentarias.

¿Habrá huelga por la aprobación de la próxima reforma laboral como pronostica Rajoy? Este hombre lo achaca todo a la manida argumentación de haber recibido “una herencia muy complicada”. ¿Acaso Zapatero fue el chef que cocinó la crisis en los fogones del Ejecutivo socialista? Dicho quede sin disculpar las posibles torpezas que pudo cometer.

Políticos más manirrotos, reaccionarios, delirantes y fraudulentos existen con mayores responsabilidades en el desaguisado de ahora mismo. Deuda pública y privada, recesión, paro, ajustes fiscales, recortes injustos… A ello hay que añadir el germen de la crisis propagado por los especímenes clásicos de un orden insostenible de cosas: la banca, los grandes inversores o los especuladores bursátiles.

El Banco de España no prevé que la economía se recupere hasta comienzos de 2013, por lo que no se creará empleo hasta finales de ese año. ¿En qué condiciones? Ya ven el camino. La música conservadora de Bruselas anima a España a tomar más medidas tanto en el frente fiscal como en el estructural.

Aun así, insuficientes incluso, según nos dicen. O sea, que el crecimiento económico y la creación de empleo no garantizarán un digno trabajo. Es obvio si esto no cambia. Los derechos sociales y laborales no van a salir de la enfermería. Un empleo estable es muy “monótono”, asegura el primer ministro italiano Mario Monti.

¡Qué bien! Perder el trabajo, la casa y lo que venga merece nuestro brindis. Está es la morralla política que nos rodea justificando la inestabilidad y desdeñando los dramas particulares o la falta de recursos y medios económicos suficientes de las personas.

Se podrá decir que con el boom del ladrillo vivíamos mejor. La reactivación de los sectores tradicionales es necesaria, pero no más que la innovación en un nuevo modelo económico o productivo. Rubalcaba defiende la competitividad de la economía. Lógico. Y la refundación del capitalismo financiero. Ya reclamó Sarkocy, en 2008, refundar sobre bases éticas. He ahí el éxito con la incompetencia y la inmoralidad reinantes.

Carme Chacón apuesta por una política económica europea que reactive la maquinaria y el empleo. O por actuar para salir de la crisis con una vertiente socialdemócrata, señas de identidad del PSOE que no deben volver a diluirse en ningún instante. Al contrario. Es preciso estimularlas.

“La respuesta socialista” es el lema del 38 Congreso en Sevilla. ¿Se cerrará una de las peores situaciones que ha respirado este partido en la etapa democrática? Veremos las respuestas. Urgen, claro. Abrir un tiempo nuevo y recuperar los pilares del Estado del bienestar son dos básicas aspiraciones.

Un cambio con una conveniente y realizable hoja de ruta. ¿Chacón? ¿Rubalcaba? Los candidatos a la secretaría general del PSOE. Uno u otro va a ser el líder para llevar a cabo un proyecto unitario y aspirar a la presidencia del Gobierno.

Habrá que rezar al patrón o a la patrona de los imposibles, del mismo modo que el “inocente” Francisco Camps se postra a los pies de la Macarena dándole las gracias por iluminar al jurado que le absolvió en la causa de los trajes discutiblemente y con graves faltas de ortografía. Una pieza separada de la Gürtel por favoritismo hacia el “Molt Honorable” de forma vitalicia. En fin. A tomar píldoras contra los síncopes porque el fango nos llega al cuello.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos