¿Cómo es posible que se haya llegado a esto? ¿No es precisamente el Congreso la casa donde reside la soberanía del pueblo? ¿No es la casa de todos los ciudadanos? ¿De quién tienen que defenderse? ¿Ante quiénes se blindan con barricadas y armaduras?

Dicen los manuales de derecho político que en el Estado democrático los ciudadanos tienen la máxima autoridad, la soberanía, y que el Estado se define por tener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Algo no funciona correctamente cuando el Estado usa esa fuerza contra los ciudadanos que le constituyen; cuando las Instituciones del Estado se utilizan en contra de los propios ciudadanos. No son menos ciudadanos los que se manifiestan que los que no. No son menos ciudadanos los que salen a la calle a protestar que los que no. Son igual de ciudadanos, con los mismos derechos, sujetos de las mismas libertades que los demás. Algo está enfermo en el Estado cuando se impide a los ciudadanos que ejerzan sus derechos pacíficamente.

No me agradó la convocatoria del 25S porque no me gusta que se ponga en cuestión la legitimidad del sistema democrático sin matices, pero me gusta aún menos que se criminalice y se apalee a quienes cuestionan esa legitimidad.

Son las 20:30 y la gente sigue abarrotando las calles, sentada, con las manos en alto. Esperemos que la noche no traiga alguna barbaridad. Unos pocos diputados (de IU, del BNG y de Compromís) han salido a solidarizarse con los manifestantes. Muy pocos.

Jesús Pichel es filósofo