Hace pocos días la UNESCO ha declarado como bien Patrimonio de la Humanidad el eje Paseo del Prado-Recoletos y el Parque del Retiro, en Madrid. Una condecoración bien merecida que pone en valor la historia y el arte que alberga este enclave madrileño.
Y aunque podríamos dedicarle cientos de artículos a los edificios, jardines, esculturas y todo tipo de obras artísticas de este lugar, nos vamos a ocupar de las historias más curiosas, desconocidas e incluso hilarantes de este Patrimonio de la Humanidad.

1. ¿Por qué se llama El Prado?
El nombre de “el Prado” proviene del monasterio de San Jerónimo el Real en cuyas inmediaciones había una amplia zona para pastos del ganado.
En el siglo XVII ese mismo prado fue el lugar predilecto para los paseos de la “jet set” madrileña, por ello el satírico conde de Villamediana se mofaba de tales desfiles diciendo:

Llego a Madrid y no conozco el Prado

y no lo desconozco por olvido,

sino porque me consta que es pisado

por muchos que debiera ser pacido.

“El Prado” de los Jerónimos en el mapa de Teixeira, siglo XVII

'El Prado' de los Jerónimos en el mapa de Teixeira, siglo XVII.
 

2. Culebras y ratones de parte de la reina
Cercano a ese monasterio de los Jerónimos, estuvo el Coliseo de las Comedias, un teatro muy especial ya que el rey Felipe IV disfrutaba allí de un palco real sin necesidad de ir de incógnito, cómo lo hacía hasta entonces en los corrales de comedias sin embargo su presencia generó una curiosa reacción.
El jaleazo que normalmente había entre el público (espadazos, peleas, gritos de señoras…) se convertía en reverencial silencio ante la presencia de sus majestades, suponiendo una enorme decepción para la reina.
Es por ello que para recrear el ambientazo que de costumbre había en los teatros, los operarios del Coliseo no tuvieron mejor idea que arrojar a la zona de mujeres varios cajones de culebras y ratones. El cronista José Pellicer recogió este episodio como una mala idea, pues afirma que, salieron de boca de las mujeres palabras que no estaban hechas para los oídos de la reina.

El teatro del Siglo de Oro era mucho menos solemne de lo que imaginamos

El teatro del Siglo de Oro era mucho menos solemne de lo que imaginamos.

3 El escudo de Galicia en el epicentro de Madrid.
Si hay un edificio clave en ese eje Prado-Retiro es sin duda, el actual ayuntamiento de Madrid y antigua sede de Correos. Este monumental edificio fue obra del insigne arquitecto gallego Antonio Palacios que dejó su impronta de una manera muy especial.
Si nos fijamos en la fachada que da a la plaza de Cibeles, veremos que se encuentra el escudo de España, pero si lo observamos con detalle y lo comparamos con el actual, nos daremos cuenta que el pequeño escudo interno en el que deberían aparecer las flores de lis de la dinastía borbónica fue sustituido por el cáliz, la hostia y las siete cruces del reino gallego.

Detalle del escudo de España en el que Antonio Palacios incorporó el escudo gallego

Detalle del escudo de España en el que Antonio Palacios incorporó el escudo gallego.

4. El rey de los cochinos
El Retiro también ha sido incluido en esta condecoración, pero menos conocido es que en este mismo parque también se otorgaba un galardón aunque mucho más cerdo, eso sí.
Y no lo digo en el mal sentido, si no que una de las antiguas tradiciones madrileñas era la de premiar el 7 de enero a un cerdo en la romería de San Antón. Cerca de donde hoy se encuentra la estatua del Ángel Caído existió en tiempos una ermita a San Antón (cuyo animal simbólico es un cochinillo) por eso los madrileños aprovechaban la ocasión para engalanar una serie de puercos con los que luego se realizaba una carrera a un abrevadero siendo proclamado el campeón: Rey de los cochinos.

 

San Antón con su característico cochinillo representado por el Bosco

San Antón con su característico cochinillo representado por el Bosco.
 
5. Las estatuas cambiantes
La Cibeles, Neptuno y otras estatuas no siempre han estado en el mismo lugar. La Cibeles estaba en el lado noroeste de la plaza y tanto la diosa de la tierra como el dios del mar tenían otra orientación con la que podían mirarse entre sí.  
También la diosa estuvo acompañada por dos curiosas estatuas: Un oso (u osa, según se quiera ver) y un dragón que representaban el escudo de Madrid. Sin embargo, fueron retiradas pudiéndose contemplar actualmente en el Museo de los Orígenes de Madrid.

Si observamos cuadros como este, de Ginés de Aguirre, veremos cómo la Cibeles ha cambiado de posición girando 90 grados

Si observamos cuadros como este, de Ginés de Aguirre, veremos cómo la Cibeles ha cambiado de posición girando 90 grados.

6. Banqueros, ladrones y viceversa.
Pocos edificios de esta zona están tan llenos de símbolos como el Banco de España. Uno de sus emblemas guarda una curiosa ironía, el caduceo de Mercurio, que se repite insistentemente por toda la fachada representando al dios Mercurio, patrón de los banqueros. Sin embargo, este dios también era patrón de los ladrones.

En la antigüedad se creía que los ladrones y los banqueros eran amparados por un mismo dios. No como ahora… que somos una sociedad laica

En la antigüedad se creía que los ladrones y los banqueros eran amparados por un mismo dios. No como ahora… que somos una sociedad laica.
 

7. Un elefante en remojo
Pensar en el jardín botánico es pensar en plantas, flores y árboles de gran valor, pero lo que pocos recuerdan es que el estanque de este jardín se utilizó para poner en remojo a un elefante.
Concretamente la piel de un paquidermo cazado por el duque de Alba y que, con toda su buena voluntad, lo donó a la ciencia.  Esto supuso no pocos problemas, ya que al estar demasiado tiempo plegado dar forma aquel inmenso pellejo supuso una ardua labor de remojo. Finalmente, el elefante se pudo reconstruir y actualmente se puede contemplar en el museo de Ciencias Naturales.

Una vez armado el elefante desfiló por todo el paseo Prado y la Castellana. Eso si que fue pasarela Cibeles

Una vez armado el elefante desfiló por todo el paseo Prado y la Castellana. Eso si que fue pasarela Cibeles. (Fuente: https://somoscsic.corp.csic.es/)

8. Los marineros del Retiro
Entre los numerosos espectáculos que en el siglo XVII se realizaron en el Retiro destacan las naumaquias, batallas navales en las que el estanque del Retiro emulaba ser alta mar.
Ahora bien… la población madrileña que apenas conocía el mar de oídas no era la más indicada para participar en tales combates, por ello se creó todo un cuerpo de marineros profesionales que supiesen moverse entre jarcias sin salir del Retiro.

El estanque del Retiro visto por el grabador Louis Meunier en 1665

El estanque del Retiro visto por el grabador Louis Meunier en 1665.
 
9. Bibliotecas secretas
El Retiro guarda muchísimos secretos incluidas bibliotecas ocultas. Las más conocidas son las bibliotecas populares donde los ciudadanos depositan los libros que ya no quieren para que otras personas disfruten de ellos o dejen allí los suyos.
Sin embargo otras bibliotecas permanecen ocultas en el parque, como la situada bajo la estatua de los hermanos Álvarez Quintero, cuyas portezuelas de piedra añoran ser abiertas.

Antigua fotografía junto al enclave donde se encuentra una de las bibliotecas secretas del Retiro

Antigua fotografía junto al enclave donde se encuentra una de las bibliotecas secretas del Retiro.
 
10. Un trocito de luna en el Paseo del Prado
Entre los objetos singulares que guardan los museos de este eje Prado-Retiro, se encuentra un fragmento de la luna custodiado en el museo naval. Allí llegó por mediación de la familia Carrero Blanco, quien obraba en poder de tal roca desde las misiones estadounidenses a nuestro satélite y que, aunque temporalmente ha sido expuesta en el museo Geominero, actualmente se puede ver en el museo Naval. (Más info: https://miguelzorita.com/un-trocito-de-luna-en-madrid/)

Antes del turismo espacial ya había souvenirs galácticos en el Paseo del Prado

Antes del turismo espacial ya había souvenirs galácticos en el Paseo del Prado.