Freddie Mercury, Michael Jackson o Madona son algunos nombres que nos vienen a la mente cada vez que pensamos en el término superestrella, pero ¿cabría pensar en algo así en pleno Renacimiento?
Todo parece ser que sí, pues tal día como hoy hace 551 años nació Juan del Encina, un músico supuso la misma trascendencia en la música del Renacimiento que las grandes figuras en la música actual.

Escultura de Laureano Villanueva Gutiérrez (1968) representando a Juan del Encina

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Escultura de Laureano Villanueva Gutiérrez (1968) representando a Juan del Encina.

Nació de una familia humilde, se creó su propio nombre artístico, triunfó internacionalmente, y compuso temas que pasaron a la historia. Todo ello sin contar las leyendas que han surgido en torno a su figura y el libro que él mismo escribió contando parte de su vida.
Pero comencemos por el lugar de su nacimiento, aunque sigue habiendo dudas sobre el enclave exacto (Fermoselle, distintos pueblos de Salamanca e incluso Argelia) todo parece apuntar a que nuestro protagonista nació en la capital salmantina en 1469.

 

Aunque Juan del Encina parece haber nacido en Salamanca, todo apunta a que su padre Juan de Fermoselle, nació en el municipio homónimo de la provincia de Zamora.

Aunque Juan del Encina parece haber nacido en Salamanca, todo apunta a que su padre Juan de Fermoselle, nació en el municipio homónimo de la provincia de Zamora. Fuente: http://www.turisbox.com/

Como muchas grandes estrellas, el papel de su familia fue clave en su carrera artística y aunque su padre era un humilde zapatero logró posicionar muy bien a sus seis vástagos que no dudaron en ayudar al talentoso Juan. Su hermano Pedro de Hermosilla se convirtió en su representante cuando no estaba en España y los contactos de su hermano Miguel, racionero y capellán de la catedral le permitieron acceder en 1484 como mozo de coro. También el puesto de catedrático que ostentaba su hermano Miguel en la universidad de Salamanca le facilitó ser paje del maestre escuela Gutierre de Toledo, el cual a su vez le abrió las puertas para acceder a la corte de su hermano, el duque de Alba, quien protegió de inmediato del joven Juan del Encina.
Parece ser que fue gracias a esta poderosa familia Juan del Encina se aproximó a los Reyes Católicos creando piezas musicales en las que ensalzo la fama de Isabel y Fernando como Qu'es de ti, desconsolado en el que narra la conquista de Granada o piezas fúnebres al más puro estilo de Elton John con Candle in the wind solo que en lugar de dedicársela a Lady Di, Juan del Encina compuso Triste España sin ventura por la dramática muerte del joven príncipe Juan.
Su inagotable capacidad de trabajo solo fue comparable a su continua ambición y preocupación por la fama y el éxito, por ello partió a Italia donde triunfó durante el papado de Rodrigo Borgia, logrando para sí numerosos privilegios eclesiásticos que a la larga eran pingues beneficios económicos.

Juan del Encina sentó en gran medida las bases del teatro hispánico del Renacimiento

Juan del Encina sentó en gran medida las bases del teatro hispánico del Renacimiento.

Los títulos religiosos como arcediano de la catedral de Málaga contrastan con parte de sus canciones populares que llegan a rallar lo obsceno con versos como el que aparece en Cucú, cucú, cucucú donde dice: “Compadre debes saber, que la más buena muxer, rabia siempre por xoder, harta bien la tuya tú”.

 

Desde la política, la mitología, las obras piadosas o incluso el mismo erotismo estuvieron presentes en la amplia obra de Juan del Enzina

Desde la política, la mitología, las obras piadosas o incluso el mismo erotismo estuvieron presentes en la amplia obra de Juan del Enzina.

Es lógico por tanto que en esa vida de contrastes surgiesen leyendas y teorías casi conspirativas y al igual que se fabula con que Paul Mcartney tiene un doble… de Juan del Encina se dice que se ocultó bajo la figura del escritor Bartolomé Torres Naharro, siendo este un mero pseudónimo de Juan del Encina.
A los 50 años y como otros tantos artistas, nuestro protagonista quiso dar giro a su vida peregrinando a Jerusalén, fruto de este periplo es el libro Trivagia donde narró en verso su viaje por los santos lugares culminando su peregrinaje siendo ordenado sacerdote en el santo cenáculo donde ofició su primera misa. La vida de Juan del Encina puso su punto final en León donde murió como prior en 1529. Desde entonces influyó a músicos, poetas y dramaturgos siendo una fuente inagotable de datos para historiadores y musicólogos que ven en Juan del Encina un verdadero coloso de la música.