En marzo del 2001 los amantes de la cultura veíamos con dolor cómo los talibanes destruían los colosales budas de Bāmiyān. El odio, el fanatismo y sobre todo la ignorancia destruían lo que el talento y el esfuerzo habían alzado.
En nuestros días, la misma estupidez que infectó a los talibanes enviste contra las estatuas, en este caso de figuras hispánicas, al grito de genocidas y otras majaderías semejantes que no tienen ni pies ni cabeza.

La destrucción de los budas de Bamiyan por los talibanes tiene un punto en común con las estatuas hispánicas de nuestros días, ambas son víctimas del fanatismo y la ignorancia

La destrucción de los budas de Bāmiyān por los talibanes tiene un punto en común con las estatuas hispánicas de nuestros días, ambas son víctimas del fanatismo y la ignorancia.

En cualquier caso los que nos hemos educado en las bellas artes sabemos que la destrucción de estatuas es un síntoma inequívoco de estupidez humana. La iconoclastia se entiende como la destrucción de estatuas cargadas de un halo religioso incluso político. Por ello destrucción de nuestros días de estatuas como la de Cervantes  solo se podría denominar estatuicidio. Por ello y para demostrar como el estatuicidio es fruto inequívoco de la estupidez expongo una serie de casos a lo largo de la historia.
Desde tiempos remotísimos existe el ensañamiento con las estatuas. En la península Ibérica lo vemos con ejemplos como los yacimientos de Cabezo Lucero (Alicante) o el Cerro de los Santos (Albacete) donde la arqueología demuestra que las estatuas ibéricas fueron concienzudamente destruidas. El motivo por el que machacaron estas esculturas se desconoce, pero en tiempos bizantinos nos han llegado explicaciones verdaderamente estúpidas, tales como confundir una erupción volcánica con la cólera de Dios.
Así ocurrió en el siglo VIII con el emperador bizantino León III que achacando la furia del volcán de la isla de Tera al comportamiento idolátrico de su pueblo promulgó numerosos edictos iconoclastas.

Numerosas estatuas que han perdido su carácter conmemorativo pueden seguir teniendo valor a nivel histórico y artístico

Numerosas estatuas que han perdido su carácter conmemorativo pueden seguir teniendo valor a nivel histórico y artístico en museos si necesidad de destruirlas como sucedió con esta Afrodita a la que picotearon una cruz en la frente. Fuente: Art Institute Chicago

Cuatro siglos antes  ya habían ocurrido trifulcas semejantes, esta vez, entre cristianos y paganos a propósito del senado romano que representaba una alegoría de la victoria y que los cristianos consideraban idolátrica, al final la estatua se destruyó con el triunfo de los cristianos en tiempos de Teodosio. Ahora bien por muy mala que fuese la idolatría, el pecado lo estarían cometiendo los creyentes pero nunca las estatuas que no tiene culpa de nada.
Llegado el siglo XVI serían los más fanáticos protestantes quienes aniquilarían todo tipo de monumentos en lo que se vino a llamar la beeldenstorm o tormenta de imágenes, donde un riquísimo patrimonio cultural fue destruido por la estupidez más infame y lo que es más inquietante, para autores tan reputados como Geoffrey Parker sostiene que hubo grupos pagados a sueldo para cometer tales tropelías.

El sinsentido del destrozo de estatuas cristianas por parte de cristianos se debía a que veían en las estatuas el pecado de la idolatría

El sinsentido del destrozo de estatuas cristianas por parte de cristianos (protestantes, calvinistas, o iluminados como Sabonarola) se debía a que veían en las estatuas el pecado de la idolatría, siendo meros objetos artísticos incapaces de pecar.

Así seguiríamos con la destrucción de la galería de reyes de la catedral de Notre Damme de París porque eran representaciones de la monarquía o las fechorías cometidas en la Plaza Mayor de Madrid, donde en el siglo tanto absolutistas del siglo XIX como fanáticos republicanos del XX atacaron monumentos. Los primeros destrozando un mármol conmemorativo de la constitución y los segundos reventando con explosivos la estatua de Felipe III.
Durante la guerra civil, incluso antes, el destrozo fue brutal y no podemos achacar la iconoclastia a uno u otro bando porque tan pronto ardían iglesias como se fundían estatuas de Mendizábal o se decapitaban las de Lope de Vega. Quiero con ello decir que el odio a las estatuas no obedece a ninguna ideología si no al puro fanatismo y la estupidez.
 

La escultura de Felipe III y la de Lope de Vega destruidas por el mismo enemigo

La escultura de Felipe III y la de Lope de Vega destruidas por el mismo enemigo. La estupidez.

Porque tales monumentos no solo son la representación de un dios, un santo o un político, también son la obra maestra de un escultor, el ejemplo de una corriente artística y la destreza de los seres humanos imitando a la naturaleza.
Por ello, y como todo artista sabe, hay una manera más eficaz, más honesta y sobre todo más sana de protestar mediante estatuas. Esa otra manera, es colocar monumentos a infinidad de personas brillantes que aun mereciéndoselo no las tienen.
En una semana les prometo todo un listado y si alguien se anima les ofrezco gratuitamente mis manos para tallar tales monumentos si tienen donde levantarlos.