Pocos fenómenos están tan en boga en los últimos tiempos como el cancelar, el famoso “cancelled” se ha extendido con tal rapidez que, cuanto menos, hace que reflexionemos sobre ello.
Más aún cuando empieza a asemejarse peligrosamente a ciertos episodios históricos de lo más disparatado. Un buen ejemplo es la historia de Caperucita Roja.
Este cuento aparentemente inocuo, ha tenido tantas lecturas e interpretaciones que al final se ha convertido en un vertedero de todo tipo de ideas y suposiciones delirantes.

En el año 2012 Guia Risari publicó una nueva versión de Caperucita, aunque muchos años antes en España se sacó otra Caperucita Azul pero con antagónicas intenciones

En el año 2012 Guia Risari publicó una nueva versión de Caperucita, aunque muchos años antes en España se sacó otra Caperucita Azul pero con antagónicas intenciones.

Cuando en 1697 el escritor francés Charles Perrault recopiló y publicó los Cuentos de Antaño, ofreció un repertorio de narraciones hasta entonces orales de origen incierto. Entre ellas se encontraba Petit Chaperon rouge (Caperucita Roja). El argumento era sensiblemente diferente a lo que conocemos hoy día, puesto que toda la aventura termina con el lobo devorando a la niña sin ningún final feliz.
El leñador aparecerá años después, cuando en 1812 los hermanos Grimm le incluyeron en la versión alemana de Caperucita, es decir, Rotkäppchen. Y aunque esta versión también tiene la misma moraleja ¡no te fíes de los desconocidos! las interpretaciones han sido de lo más diversas, empezando por las supuestas connotaciones sexuales.

 En 1918 ya se creó en Barcelona una “Caperucita encarnada” pero esta nada dista del cuento de Perrault, incluso también finaliza trágicamente

En 1918 ya se creó en Barcelona una “Caperucita encarnada” pero esta nada dista del cuento de Perrault, incluso también finaliza trágicamente.

Esta interpretación se debe a qué en la versión original, el lobo dice “viens te coucher avec moi” (vente a acostar conmigo) y Caperucita se “déshabille” (se desnuda) antes de meterse en la cama.
Ahora bien, si lo ponemos en contexto el lobo, suplantando a la abuela está diciendo “ven a dormir conmigo” y Caperucita se desnuda porque no va a dormir con la ropa con la que viste. Con lo cual, nos encontramos con la primera trampa interpretativa: Sacar de contexto el contenido. De hecho, siendo coherentes con la interpretación sexual, vemos que Caperucita accede voluntariamente e incluso se desnuda sin que nadie se lo pida, porque en todo momento confía en que es la abuela quien le hace la propuesta, con lo cual nos toparíamos con una escena incestuosa y gerontofílica.
Esta misma idea, de sacar a las cosas de quicio para plasmar en ellas interpretaciones forzadas, se repitió con Caperucita a lo largo de los siglos. Al cometer el segundo error interpretativo, actualizar la narración con elementos del presente.
En 1937 el actor y director alemán Fritz Genschow pasó al cine la versión alemana de Caperucita ataviando al cazador con el uniforme nazi en cuyo sombrero aparece bien claro el águila imperial y la esvástica.

 
Fotograma de la película Rotkäppchen und der Wolf, donde los nazis salvan a Caperucita
Fotograma de la película Rotkäppchen und der Wolf, donde los nazis salvan a Caperucita.

Podría pensarse entonces que los nazis querían mostrar con aquel film una visión de una niña indefensa a la que ayudan los cazadores nazis, pero tampoco parece que se tuviese una idea muy vulnerable de Caperucita pues en el año 1941 se diseñó un misil antitanques al que pusieron por nombre XT-7 Rotkäppchen, es decir, Caperucita.
En España mientras se cometía el tercer error clásico: leer más allá del contenido, interpretando como ofensivo algo insustancial en la historia, en este caso el color. Precisamente por eso la regidora comarcal de prensa y propaganda de Trujillo, Mercedes Terrones Durán creó en 1939 a Caperucita Encarnada, no fuera a ser que los niños españoles pensasen que Caperucita era comunista.
Para más disparate se incluyeron nuevos personajes que hablaban a la niña de Dios y la Virgen e incluso un Hada que da un regalo a Caperucita: una nueva caperuza que cambiará el nombre de la protagonista: 
“Efectivamente. Te llamarán «Caperucita Azul». Y no olvides que el azul significa obediencia, disciplina, sacrificio... amor en fin.”
Ejemplos como este nos demuestran que muchas veces los adultos vemos más de lo que pone y lo que es peor, nos ofendemos con cuestiones que ni siquiera su autor quiso transmitir, pero eso parece que no cambia por muchos siglos que pasen. En fin yo por si acaso quisiera romper una lanza a favor de Pulgarcito, con quien me solidarizo por la estatura y a quien continuamente se le carga con la responsabilidad de salvar a sus hermanos mayores normalizando así la explotación de la inteligencia de los bajitos.
 
Caperucita Encarnada llegó a tener su versión cómic dibujados por Edgar desde 1956

Caperucita Encarnada llegó a tener su versión cómic dibujados por Edgar desde 1956.