El vicealcalde de Madrid y el actual delegado de Economía (entonces responsable de la Policía Municipal), Pedro Calvo, presionaron durante semanas al concejal del distrito Centro, Luis Asúa, para que permitiera la reapertura de la discoteca Ádraba, la antigua Alcalá 20, donde murieron 82 personas en 1983 a consecuencia de un incendio.
Le costó el puesto al concejal de Centro
La prohibición de abrir la discoteca Ádraba le costó el puesto en la Concejalía de Centro a Luis Asúa en 2008 y también del Ayuntamiento de Madrid porque “no le perdonaron no plegarse a los dos hombres del núcleo duro”, según desvelaron personas conocedoras del caso a El Mundo. Los funcionarios de la Junta municipal de Centro exigían que la sala se adaptara a las nuevas medidas de seguridad y cumpliera la Ley de Espectáculos Públicos. El entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón avalaba esta posición.
Flores abrió a pesar de no tener la licencia
A pesar de esto, la empresa de Flores abrió el local sin tener la licencia de la junta. El Ayuntamiento envió a la Policía municipal para precintar el local. Abrió una segunda vez sin licencia y los municipales volvieron a cerrarlo. En esta segunda vez el concejal ya no era Luis Asúa, sino José Enrique Núñez (PP).
El juez dictó un auto posteriormente en el que respaldaba los dos cierres decretados por el Ayuntamiento porque “las deficiencias son de la relevancia suficiente para condicionar el otorgamiento de la licencia”. Agregaba que “el Ayuntamiento está obligado a exigir la actualización de las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las personas”. La sala sólo tenía salida de emergencias para un aforo de 300 personas. Durante todo ese tiempo, los dos concejales, Pedro Calvo y Miguel Ángel Villanueva, presionaban a su compañero para que se abriera el local.
La Concejalía de Seguridad había dado el visto bueno a la apertura, pero la Junta de Distrito, al revisarlo, se negó a dar la licencia por considerar que existía un problema con el aforo. Fue la primera vez que el criterio de una junta de distrito paralizaba la decisión de un Área.
Villanueva se distancia de Flores
A pesar de esta última revelación, Villanueva insiste en su intento de distanciarse del empresario. “Si hubiese tenido algún tipo de relación contractual sería razonable dar explicaciones, como no la hay, y en el ámbito de mis competencias no se ha firmado ni un solo contrato, no creo que en eso deba de entrar”, contestó el vicealcalde a las preguntas de El Mundo.
"Un conocido"
El número dos de Botella dijo que Miguel Ángel Flores es un “conocido” y por tanto entra dentro de su esfera privada por lo que no tiene que dar explicaciones al respecto. Según señaló, nunca ha tenido competencias en las áreas de Seguridad, Medio Ambiente, Urbanismo o Licencias, por lo que no hubiese tenido ocasión de interceder a favor de Flores.
“A mí no se me se pueden exigir responsabilidades políticas porque no he hecho contratación alguna con ese señor cuando he estado al frente de mis responsabilidades. Lo que se desliza de las informaciones es que hay un trato de favor. Demuestro con hechos que no he tenido una actuación contractual. Ni he intercedido a través de terceros. No he tenido relación. Eso es lo que creo que tengo que explicar a los ciudadanos”.
La boda del hermano de Flores
Sobre la boda del hermano de Flores, que él ofició en un salón municipal, Villanueva aseguró que no hubo un trato especial y que siguió el mismo trámite que han seguido el resto de grupos políticos en 1.427 ocasiones y que él mismo siguió en 16 bodas. “Al que me lo ha pedido yo le he casado”, puntualizó.
"Yo no soy responsable..."
“Yo no soy responsable de nada de lo que hagan las personas a las que yo he casado o he dejado de casar. Yo no soy responsable de lo que haga un conocido mío o deje de hacer. Yo no soy responsable de lo que haga mi hermano o de deje de hacer. No soy responsable de lo que haga el vecino del quinto o deje de hacer. Tengo la obligación de decir lo que estoy diciendo... En el ámbito de mis responsabilidades no ha habido contrataciones y he casado con el mismo procedimiento que en las 1.427 ocasiones del resto de grupos políticos. De lo demás, no voy a entrar porque me parece que ya hay ciertas cosas... Que vaya o no a una fiesta gay es mi vida privada no mi responsabilidad pública. Como no ha habido en ese tiempo contratación con las empresas de este señor, es un dato irrelevante. Si hubiese contratado con este señor lo podría entender, pero como no lo he hecho no voy a hablar de mi vida privada”, reiteró el número dos de Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid.