
“No sé lo que falló, ni siquiera sé si falló algo”, ha dicho una Teresa Romero emocionada, hoy, finalmente ante los medios de comunicación, tras su batalla contra el ébola en el Hospital Carlos III, donde ha permanecido ingresada 30 días.
"Sólo sé que no guardo rencor ni reproches"
Sonriente, emocionada y contenida, la auxiliar de enfermería ha leído su mensaje escrito, y en el que ha asegurado que "sólo sabe" que no guarda “rencor ni reproches”. A continuación, ha añadido que “si mi contagio sirve para algo, para investigar o encontrar una vacuna y si mi sangre sirve para curar a otras personas, aquí estoy". En este punto, ha agradecido a la hermana Paciencia, de la que dijo que "nunca" le estará lo "suficientemente agradecida". La religiosa superó la enfermedad y cuenta en su sangre con anticuerpos que fueron administrados a Teresa durante su convalecencia.
Nefasta gestión política
Tras dar "gracias a Dios y al Santiago Apóstol, por devolverme la vida” y a sus compañeros, médicos, celadores, enfermeros, personal de limpieza, seguridad, ha reivindicado que España tiene “la mejor Sanidad del mundo” y “unos profesionales abnegados. que pese muchas veces a la nefasta dirección política, son capaces de lograr milagros. Yo soy uno de ellos”.
La auxiliar de enfermería Teresa Romero, que ha sido dada de alta hoy tras superar el ébola, poco antes de su comparecencia ante los medios. EFE
Llevará adelante pasos legales
Teresa Romero ha confirmado que llevará adelante pasos legales, como había anunciado su marido, Javier Limón, y ha remitido a sus abogados para estos temas. El matrimonio presentará una demanda contra la Consejería de Sanidad por el sacrificio de su perro, Excalibur; otra contra el consejero madrileño, Javier Rodríguez, por vulneración del honor; y una tercera, por los defectos en el cumplimiento de los protocolos.
La enfermera ha pedido a los medios de comunicación “respeto” a su “tranquilidad” para “poder recuperar mi tranquilidad y recuperar a mi familia, para restablecerme rodeada de los míos”.
"Cuando me veía morir, me aferraba a mis recuerdos"
"Cuando me veía morir -ha confesado- me aferraba a mis recuerdos, a mi familia, a mi marido, al que adoro. Yo me encontraba aislada, no tenía más contacto del exterior que el que tenía con Javier, a través del teléfono y del cariño de los profesionales", de los que ha elogiado su paciencia y amor por ella y por la profesión.
La enfermedad se entendió y conoció gracias a los medios
Teresa ha agradecido a los medios de comunicación, porque gracias a ellos "se entendió y conoció la enfermedad, que no había importado al mundo occidental hasta que el contagio ha llegado aquí y lo fue a través de mí".
Excalibur
Teresa no ha podido superar la emoción al referirse a su perro, Excalibur, y ha sido su marido quien ha leído esa parte del texto, en la que reprocha que su mascota haya sido "sacrificada", sin darle "ninguna oportunidad". Ha sido "el hijo que nunca tuvimos" y los amantes de los animales podrán comprenderlo, ha añadido. "A nadie le importó lo relevante que era para nosotros, fue ejecutado sin darnos la posibilidad de alegar", ha seguido leyendo Javier Limón, ante su esposa, que hacía un esfuerzo para contener las lágrimas.