Impulsar, avanzar y rearmar. Tres verbos que se conjugan en clave socialista tras este fin de semana en A Coruña, donde Pedro Sánchez pondrá el broche de oro a la Convención Política del PSOE con las miras puestas en el 18 de febrero, fecha en las que los gallegos están llamados a votar, y en los cuatro años de legislatura. La formación ha echado el todo por el todo en esta puesta a punto para el ciclo electoral 2024, que arrancará en Galicia y que puede culminar en Cataluña este mismo año si hay adelanto o el que viene en caso contrario. Lo cierto es que el cónclave socialista ha sido el punto de anclaje de la estrategia de armonizar el mensaje y la acción de Ferraz y Moncloa, con la adhesión de los nuevos ministros a la Ejecutiva Federal y la ratificación de Esther Peña como nueva portavoz, tras un periodo coral.

El PSOE ha dado un lavado de cara a su estrategia para la legislatura del todo o nada. El tiempo de las geometrías variables acabó. Ahora hay que sudar sangre y lágrimas para sacar adelante las iniciativas parlamentarias. Junts Per Catalunya dio el aviso en la convalidación de los reales decretos, convirtiendo el pleno en el Senado -por reformas en el Congreso- en una sobrecarga de llamadas y carreras por los pasillos de la Cámara. Todos estos ingredientes forman parte de la sopa primordial que los socialistas han terminado de cocinar este fin de semana en A Coruña, dando viabilidad al nuevo documento estratégico que refuerza “un proyecto progresista de cuatro años”.

En Ferraz se creen firmemente capaces de exprimir hasta el último día una legislatura que muchos ven abocada al adelanto electoral. Para ello se han conjurado este fin de semana, para poner rúbrica a las líneas maestras en un contexto de expansionismo “reaccionario” en todo el planeta y sacando lustre al recetario que ha convertido a España -y al PSOE- en el dique de contención de ese tsunami de ultraderecha. Apelando al espíritu socialista y situando en el eje de la acción política el diálogo como única arma para cohesionar, conquistar derechos y legislar.

Cierre de filas en torno a la amnistía

Durante este fin de semana, altos dirigentes del Partido Socialista y también de Moncloa han sacado lustre al nuevo argumentario en torno a la amnistía. La medida de gracia es la espada de Damocles que pende sobre el cuello del Gobierno progresista. Un arma que la oposición exprimirá hasta la extenuación para hacer propagar el descontento y la crítica furibunda al “sanchismo” por las calles y plazas. Es la estrategia de un Partido Popular al que dibujan como una fuerza cómplice de la ultraderecha; comandada por un líder carente de autoridad, Alberto Núñez Feijóo, y con un proyecto de país que no pasa sino por la “ilegalización de quienes no piensan como ellos”.

Sobre estos pilares descansa el contraataque de un PSOE que ha cerrado filas en torno a la amnistía, planteada como un el “siguiente paso”, el “lógico”, en la agenda que el Gobierno lleva desplegando en Cataluña desde 2017. Así lo han escenificado los pesos pesados del partido en cada desfile ante el enjambre de medios de comunicación que ha colmado el Palacio de Exposiciones y Congresos de A Coruña. La orden es cristalina: el escenario post indultos ha propiciado un clima óptimo para una parada más ambiciosa y al margen de cualquier tipo de contradicción, que como ya explicara el secretario de Organización el viernes, Santos Cerdán, militan en un partido que no rehúye la enmienda al ideario pasado. Siempre y cuando, claro, responda a un “fin mayor” que, en este caso, es la “cohesión y la convivencia en Cataluña”. Remendar los desaguisados provocados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. De ahí que mantienen viva la idea de que el apaciguamiento en la región se debe a la implantación de su recetario vía diálogo.

Nueva Ejecutiva

Narrativas aparte, el PSOE ratificará este domingo los “retoques cosméticos” sobre los que se ha informado esta semana. En su pulsión por mantener armonizado el mensaje y la acción tanto orgánica como gubernamental, Sánchez ha incorporado a su Ejecutiva a los nuevos ministros, amén de la inclusión de Teresa Ribera como nueva vocal sin cartera de la CEF para mantener la maquinaria engrasada ante el ciclo electoral del 2024. Con todo, se ha puesto fin al periodo de portavocía coral; un ensayo que se ha extendido durante los últimos meses, tras la designación de Pilar Alegría como nueva portavoz del Ejecutivo.

Ferraz levantó la liebre este miércoles, con el anuncio de Esther Peña como nueva portavoz orgánica en sustitución de la titular de Educación, Formación Profesional y Deportes. Desvelada la incógnita principal, los socialistas fueron trufando la semana de proposiciones, como la recuperación de Paco Salazar, fiel al presidente del Gobierno desde su aterrizaje en la cúpula, como nuevo secretario de investigación y análisis en la estructura de la formación. El número dos de Santos Cerdán, que ya estaba en la Ejecutiva, se ha ganado un ascenso como secretario adjunto en la cartera de Organización.

Así las cosas, estos cambios, que serán ratificados por la Ejecutiva este domingo, antes de que Sánchez ponga el broche de oro al cónclave de relanzamiento, dejan el organigrama de la siguiente manera: la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, como vicesecretaria general del PSOE; la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, como vocal. El súper ministro Bolaños será secretario de Justicia, Reforma Constitucional y nuevos derechos. Por su parte, la titular de Igualdad, Ana Redondo, encabezará la Secretaría de Igualdad en detrimento de Andrea Fernández; Isabel Rodríguez se moverá a Vivienda y Agenda Urbana; Diana Morant ostentará la Secretaría de Ciencia, Innovación y Universidades. Por su parte, tanto Pilar Alegría como Óscar Puente, Jordi Hereu y Elma Sáiz se ubican como vocales sin cartera.

Proyecto progresista de cuatro años

Argumentario y reubicaciones aparte, la Ejecutiva convalidará el documento estratégico para “cuatro años de legislatura”. A lo largo del escrito, los socialistas inciden en su postura y sus compromisos y lo hacen en torno a once grandes cuestiones, tales como la cohesión territorial; la cogobernanza; la convivencia; el medioambiente; la igualdad y la política económica. Más allá de la amnistía, el partido ha recuperado el compromiso de sacar adelante una ley contra el racismo; una normativa que cogió polvo en el cajón la pasada legislatura, pero que impulsarán en el actual cuatrienio. Además, se trabajará para confeccionar un pacto de Estado “para la erradicación de los discursos y delitos de odio que también garanticen los derechos de las personas LGTBI”.

En paralelo, se recuperará la bandera de la abolición de la prostitución, una cuestión que enfrentó a los socialistas con sus anteriores socios de gobierno, Unidas Podemos. Por ello, están comprometidos a “crear una conciencia colectiva” en este ámbito, aunque no concretan medidas tangibles.

Tanto Sánchez como el resto de los socialistas han reiterado que su meta es lograr el “pleno empleo”. Pese a las dificultades externas, se han logrado revertir indicadores económicos en retroceso durante años. En este apartado, apuestan por la “reindustrialización y aspiran a que siga bajando la tasa de paro en España”. A partir de ahí, también se comprometen a abordar el nuevo modelo de financiación autonómica, así como cerrar un pacto de Estado por la Salud mental y reducir los tiempos de espera en este ámbito.