La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha afirmado que el atril que recuerda las torturas realizadas durante el franquismo en la que es actualmente la sede de la Jefatura de la Policía en Barcelona se volverá a colocar, después de que apareciera roto.

"Ahora que un grupo fascista lo ha atacado, todavía con más convicción y respeto lo volveremos a poner. Tantas veces como haga falta", ha dicho la alcaldesa, que ha atribuido el ataque a "un grupúsculo ultra que lo ha revindicado", en referencia a un grupo que ha difundido la imagen del atril dañado en Instagram, junto a un mensaje en el que elogia a la Policía Nacional y la Guardia Civil.

El atril informativo instalado el martes pasado por el gobierno municipal recuerda las torturas que tuvieron lugar en el edificio de la Jefatura Superior de Policía en Catalunya, situado en la Via Laietana de Barcelona, durante el franquismo, cuando radicaba allí la Brigada Político-Social.

El SUP criticó el atril por "atentar contra la convivencia"

El miércoles, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) criticó la colocación del atril a escasos veinte metros de la sede de la Jefatura policial, por considerarlo "un atentado contra la convivencia, y la estigmatización del colectivo", especialmente en un momento de especial sensibilidad dados los ataques del sector independentista.

El sindicato mayoritario de la Policía recordaba que muchos de sus policías son catalanes y más del 70% ha nacido en democracia y prestan sus servicios a la sociedad catalana. "La persistencia y la impunidad de iniciativas puestas en marcha desde instancias oficiales gestionadas por responsables políticos separatistas ponen de manifiesto el abandono institucional de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña, cuya imagen reiteradamente es utilizada como ariete, generando la exclusión y el rechazo de una parte de la ciudadanía y la desafección de la sociedad hacia cualquier representación del Estado en esta comunidad autónoma", lamentaba el SUP en un comunicado.

El sindicato recordó otra placa, colocada el año pasado frente a la Comisaría de Policía de La Verneda, también en Barcelona, en la que se podía leer: “¿Por qué no enviamos a esos muchachos a morir en alguna guerra? Sus madres no habrían llorado más de diez minutos…”.