El exdelegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades, ha afirmado este sábado que alertó a Francisco Granados antes de su detención en el marco del Caso Púnica de que podían estar siendo grabados al entender que los posibles autores del seguimiento podían ser "corruptos".

Tras la publicación de un informe de la Guardia Civil incluido en el sumario del caso, que recoge conversaciones pinchadas que se produjeron un mes antes del arresto de Granados, Núñez Morgades ha emitido un comunicado con la intención de explicarse. 

En concreto, en esa conversación, según detalla este informe, el exdelegado del Gobierno en Madrid le dijo a Granados que no le contase un asunto por teléfono porque ese día había estado "donde los pinchadiscos de los pinchateléfonos de policía".

Acto seguido, Núñez Morgades, exdiputado de la Asamblea de Madrid, que también fue defensor del Menor de esta región entre 2001 y 2006, le preguntó al hombre de confianza de Aguirre dónde estaba su despacho y quedaron para comer.

Dos días después, el 26 de septiembre, Granados llamó a una mujer a la que le contó una reunión que había mantenido con Núñez Morgades, a quien califica de "pesado", porque "siempre está obsesionado con que le están escuchando al teléfono".

Morgades expone en su comunicado que la finalidad de esas conversaciones, que se produjeron "antes de conocerse la imputación y detención del señor Granados", era la de conseguir las "pruebas necesarias para poder demostrar un caso de corrupción de extrema gravedad".

Según el exdelegado del Gobierno, empleó un "lenguaje críptico" durante con la conversación "por la convicción de poder estar siendo grabados de forma irregular por aquellos cuyos desvíos de fondos se trataba que aflorasen", para luego ponerlo en conocimiento a las fuerzas de seguridad o "a la Fiscalía si estuvieran más elaboradas".

Núñez Morgades expone que junto a él trabajaron "desde el primer momento" en el intento de desenmascarar a esos posibles corruptos, "periodistas especializados" y ciudadanos "comprometidos con un afán común de luchar contra la corrupción".

Por último, reitera en su texto su "claro compromiso" en la lucha contra la corrupción y su apoyo a la fiscalía y la judicatura. 

Mil días en prisión 

Mientras, Granados trata de reunir el dinero sufiente para poder salir de la cárcel, después de casi mil días en prisión. Lucha ahora para que se rebaje la fianza de 400.000 euros que le ha impuesto el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco

El antiguo número dos de Aguirre fue detenido el 27 de octubre de 2014 junto con casi 40 personas más en la operación Púnica, una trama corrupta de comisiones a cambio de adjudicaciones en varios municipios madrileños y financiación ilegal del PP de la región.

Tan solo un mes antes, había llamado "pesado" a un expolítico del PP "obsesionado" con que le estaban pinchando los teléfonos.

Después fue él quien alertó a su socio David Marjaliza -el que luego colaboró con la justicia- de que le investigaba la Guardia Civil.

Granados hablaba entonces en clave de "bombones" y "libros" para referirse al dinero que entraba y salía para financiar al PP de Madrid e, incluso mostró por teléfono su enfado con un constructor: "Me tiene calentito", "¿es que tengo yo que pedir el favor de disponer de lo mío?", dijo. 

El inicio de su "carrera judicial" con su detención (que intentó anular recurriendo a un "habeas corpus" en la madrugada del 31 de octubre) fue el principio del fin de la carrera política de Aguirre que, salpicada por el nuevo caso Lezo, se ha visto forzada a retirarse definitivamente de escena.

De la cárcel de Soto del Real fue trasladado a la de Estremera, la misma prisión que él había inaugurado años antes. Esta circunstancia era objeto de chascarrillos entre los presos, según ha relatado un interno que coincidió con él un año y que le define como una persona de carácter reservado. Al menos durante ese tiempo, explica, "no se ganó el respeto ni la popularidad de otros presos como Gao Ping, internado en esa cárcel, o Luis Bárcenas en la de Soto del Real", aunque, según el abogado Granados, ese carácter tranquilo le hace llevar bien su situación.

En estos dos años y medio, 936 días para ser exactos, se han levantado tomos y tomos de sumario, ha aparecido un millón de euros en casa de sus suegros, uno y medio en una cuenta en Suiza, del que "se olvidó" y ser han registrado 13 horas de confesión de su socio, el que ganó ocho veces la Lotería.