Estamos en una crisis de gobernanza muy seria de la democracia representativa por muchos factores. Factores como la globalización, y por tanto cómo escapan a la decisiones nacionales grandes problemas que afectan a la vida de los ciudadanos; la revolución tecnológica, con funcionamiento autónomo respecto de los intereses generales de los actores financieros a nivel global, etc., etc.... Pero dentro de esta crisis de gobernanza de la democracia representativa, la corrupción es un factor de aceleración de la desconfianza, de aceleración [de pérdida] del respeto a la democracia representativa extraordinariamente grave. Hasta el punto de que nos podemos encontrar con una situación de imposibilidad de gobernanza dentro de la democracia representativa, por el factor acelerador y de descomposición que produce la corrupción.