El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha señalado este viernes que propugnar una solución pacífica en Venezuela obliga a dar pasos para que ésta se produzca y "no es compatible con sanciones, con arrinconamiento y con (crear) grupos de países" que están en ese objetivo.

Durante un debate en Casa de América, en Madrid, Zapatero ha afirmado que "por más que uno pueda ser crítico con el Gobierno de Venezuela, que lo merece", la política "preventiva de paz" que es la que él ha intentado estos tres últimos años "no se hace con medidas de coerción sino con diálogo". El expresidente ha participado en la presentación de la Cátedra Cartagena en Integración Iberoamericana promovida por el exmandatario colombiano Ernesto Samper.

Zapatero, que ha hablado antes que el secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, ha saludado el enfoque del nuevo Gobierno con el conjunto de la región. Sin embargo, no ha precisado si, en su opinión, el Ejecutivo de Pedro Sánchez debería acompañar sus esfuerzos por el diálogo con una petición a la UE de que levante sus sanciones contra altos cargos del régimen.

"Estamos en una fase política reduccionista en la que parece que la palabra diálogo pudiera estar sujeta a algún tipo penal", ha lamentado, añadiendo que eso indica que "se quiere desplazar la política", porque "la política es diálogo" aunque sean con los adversarios. Las políticas que demonizan el diálogo, ha añadido, "abocan al conflicto".

Por otro lado, ha acusado de "hipocresía y cinismo" a quienes "se rasgan las vestiduras" hablando del éxodo venezolano y no adoptan ninguna medida para ayudarlos, entre ellos el Gobierno del PP, que no adoptó ningún procedimiento extraordinario para los que llegaron a España; y también la Administración Trump, que aprueba sanciones pero cuando los demócratas piden un procedimiento humanitario de visados para los venezolanos se niega a ello.

Igual de rotundo se ha mostrado después, en declaraciones a los periodistas, cuando se le ha preguntado si es posible el diálogo con un Gobierno, el de Nicolás Maduro, que no cumple las condiciones. Zapatero ha replicado que el pasado febrero fue "un líder de la oposición" (Julio Borges) el que rechazó, a última hora, las condiciones para la celebración de las elecciones de mayo".

"Resulta que yo soy el testigo de eso, el único que lo sabe y que tiene los documentos", ha remarcado, añadiendo que sabe que eso es "una verdad incómoda". "Yo sé que soy un testigo incómodo en el caso de Venezuela, pero resulta que lo soy", ha remachado.

Victoria en las urnas para la oposición

Sobre esas elecciones, que la UE no reconoció, ha asegurado que las condiciones que no se llegaron a firmar eran las mismas que las de las legislativas de diciembre de 2015 (en las que ganó la oposición). Es más, se ha mostrado convencido de que si la oposición hubiera participado en ellas, habrían ganado.

Así, ha admitido que las elecciones fueron "incompletas", porque no participó una parte de la oposición, pero ha afirmado que, salvo la Organización de Estados Americanos (OEA), podrían haber participado como observadores electorales toda las organizaciones internacionales. Zapatero también ha sido muy crítico con el Parlamento Europeo, por sus resoluciones sobre Iberoamérica por lo que considera "un punto de vista etnocentrista" y dedicado a "dar lecciones".