El Gobierno de Pedro Sánchez anunció que rompía relaciones con Pablo Casado después de que este considerara al presidente del Gobierno “partícipe y responsable” del “golpe de Estado” perpetrado en Cataluña. El líder del PP trata de matizar sus palabras sin dar marcha atrás, pero se ha llevado la reprimenda de buena parte de los actores políticos por fomentar la crispación.  El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cree que Casado “se equivoca” utilizando la “palabra más gruesa” para hacer oposición.

En declaraciones a los medios de comunicación antes de la presentación de la Cátedra de Cartagena de Integración Iberoamericana, Zapatero ha insistido en que si se hace una oposición “muy radical” se acaba perdiendo toda credibilidad porque “la oposición es alternativa, no es decir la palabra más gruesa o más fuerte, que dañe, es alternativa y compromiso con el país".

El expresidente, no obstante, pide tiempo para Casado ya que debe asentarse no solo como líder del PP sino como líder de la oposición: “Lleva poco tiempo”.

Sánchez, “golpista”

El pasado miércoles el Congreso albergaba la comparecencia a petición propia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para explicar los temas tratados, así como los acuerdos alcanzados, durante el Consejo Europeo celebrado de urgencia el pasado 18 de octubre y con el Brexit como arista troncal. También se profundizaría en la venta de armas a Arabia Saudí a petición del Grupo Parlamentario de Unidos Podemos. O al menos eso decía el orden del día…

Pablo Casado sorprendió a buena parte del arco parlamentario con un discurso que emanaba un hedor a aznarismo más propio de los años 90. El líder del Partido Popular evitó pronunciar palabra alguna sobre el Brexit o la política armamentística española. En su lugar, enfangó el debate hablando de Cataluña, ETA y Venezuela.

Podemos, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), PNV… Varias han sido las formaciones que reprocharon al presidente del PP que su discurso no pivotara en torno a los asuntos fijados. “Yo sí que voy a hablar de los puntos del orden del día porque a mi sí que me llamarían al orden”, espetó el portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, ironizando con que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, no le llamara a la cuestión.

Pero si algo enfangó por completo la sesión, que se convirtió en un debate sobre el estado de la nación, han sido las acusaciones de Casado a Sánchez: “¿No se da cuenta de que es partícipe y responsable del golpe de Estado que se está perpetrando en España?”.

El presidente del Gobierno utilizó su turno de réplica para ser cristalino: “No es aceptable”, e instó a Casado a retirar dichas acusaciones del diario de sesiones al tiempo que ha invitado al líder de la oposición a sentar las bases de la pugna dialéctica. Casado no lo hizo y, en consecuencia, Sánchez rompió relaciones.