Ofensivas retransmitidas en directo, el horror retratado a través de las imágenes. En contraposición, el grito desesperado de un pueblo, totalmente silenciado. La ofensiva israelí sobre Gaza desde octubre de 2023 está superando cualquier tipo de límites y rompiendo cualquier tipo de precedente. Por primera vez en la historia, los hebreos han impedido que los medios internacionales cuenten de primera mano lo que está ocurriendo, por lo que los periodistas palestinos se erigen como la resistencia, como la voz de la información. Gazatíes que llevan a cabo una "labor heroica" con la que tratan de pedir justicia para su pueblo y que el mundo sepa lo que está ocurriendo en la arrasada Franja.
Maysun Abu-Khdeir, fotoperiodista hispano-palestina ha vivido en varias ocasiones en Gaza, territorio desde el que ha cubierto la dura realidad de la población para medios internacionales, pero también ha realizado trabajos de investigación. La última vez que pisó la que también es su tierra fue en 2018, momento en el que el acceso ya era complicado. Ella misma reconoce que "con el tiempo, los israelíes lo han ido poniendo más difícil para acceder". "Como periodista tienes que ir con una carta de editor y cada vez le han ido añadiendo más requisitos. Van buscando la razón para denegarte. Yo siempre cumplo todo a rajatabla porque sé que al ser hispano-palestina, además, no quieren que entre", cuenta.
"Necesitas también un visado desde dentro del Gobierno de Hamás, necesitas que una empresa, un medio, te avale. Es el mismo proceso, pero desde el otro lado", añade Maysun. Sin embargo, todo este procedimiento quedó anulado desde el 7 de octubre de 2023. Israel comenzó su genocidio y no quería testigos. La decisión fue inmediata y significativa: no dejar entrar a Gaza a ningún medio internacional: "Esto es un precedente. Nunca han denegado a los periodistas cubrir una guerra. Es la primera vez en la historia en la que se les ha vetado", denuncia la fotoperiodista, que se queja de esta "vulneración de nuestros derechos fundamentales a recibir información, a saber lo que sucede en el mundo".
Maysun alza la voz y asegura que "hemos cruzado una serie de líneas rojas que se han normalizado porque la comunidad internacional ha aceptado que son así". El objetivo de Israel es que solo se difunda su versión de la historia, callar lo que está ocurriendo dentro de la Franja, pero también de otros territorios palestinos como Cisjordania.
Ante una población civil silenciada y completamente minada, los periodistas palestinos se juegan la vida cada día. A sabiendas que son los únicos que pueden informar desde el lugar de la noticia, no han dejado de echarse las cámaras al hombro, casco en la cabeza y chaleco en el pecho, para revelar al mundo el horror que vive Gaza. "La labor que están haciendo los periodistas palestinos es una labor heroica, son héroes. Están resistiendo de una forma, tienen una resiliencia. Es una labor que no sé si otro tipo de población estaría preparada para hacerla. Aunque el ser humano se crece ante la adversidad, yo creo que el pueblo palestino tiene una resistencia que se ha ido gestando durante tantas y tantas décadas que están hechos de otra pasta", subraya Maysun.
La reportera asegura que la "represión" es cuanto menos evidente y que estos profesionales de la información "son perseguidos". Desde el 7 de octubre de 2023, más de 200 periodistas han perdido la vida en la Franja mientras cubrían el conflicto. Además, tampoco hay que olvidar las condiciones en las que los gazatíes deben sobrevivir: "Desde el 8 de octubre no tienen electricidad ni agua corriente. A día de hoy, más del 82% de la infraestructura, de los edificios, están destruidos. No hay nada, cuando se pone el sol es oscuridad total".
Estas condiciones son las que hacen poner en valor aún más la calidad del material que estos periodistas distribuyen al mundo: "Nadie fuera de allí ha estado en una situación así, es como volver a la Edad del Bronce. Imagínate trabajar en esas condiciones. Enviar fotos, hacer entrevistas mientras te están bombardeando, con el ruido de los drones que está continuamente sonando, porque es una guerra psicológica también. Al peligro de estar siendo bombardeado se le suma el morirte de hambre y, ahora, de sed porque no hay agua".
"Ya no es trabajar, es sobrevivir. ¿Cómo sobrevive un niño, un anciano o un enfermo? Además de sobrevivir, están haciendo esta labor de mandarnos imágenes. Al no poder estar ahí y recibir un material de tal calidad dices: 'wow, cómo puede ser", insiste Maysun.
Por un motivo que nunca habrían deseado, los periodistas palestinos se han convertido en la voz de su pueblo, en un espejo que refleja la barbarie de la que es capaz el ser humano en pleno siglo XXI. Ante estos testimonios que dejarán para la historia surge una pregunta: ¿qué más pruebas necesitamos?