Ocho personas han muerto y otras 59 han resultado heridas en el sur de Beirut (Líbano) tras un "bombardeo selectivo" del Ejército de Israel, que tenía como objetivo a uno de los altos cargos de Hezbolá, Ibrahim Akil, sobre el que pesaba una recompensa económica de 7 millones de dólares (unos 6,3 millones de euros) por su asesinato. Estas cifras se derivan de un balance preliminar de víctimas confirmado por el Ministerio de Sanidad libanés, en medio del repunte de los enfrentamientos con el partido-milicia chií Hezbolá y en medio de los conatos de expansión del conflicto en Oriente Medio.

"Las Fuerzas de Defensa de Israel han llevado a cabo un ataque selectivo en Beirut", ha comunicado el ente sionista en un breve mensaje en su cuenta en la red social X, en el que ha agregado que "por ahora no hay cambios a las instrucciones en el frente interno".

La agencia libanesa de noticias NNA ha dado parte de que el bombardeo ha alcanzado un edificio de apartamentos en el área de Dahieh, situada en el sur de Beirut y de mayoría chií, con gran influencia del grupo paramilitar. En concreto, las fuerzas sionistas habrían lanzado cuatro proyectiles contra esta zona. Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha advertido en su balance de que, de los 59 heridos, ocho se encuentran en estado crítico, por lo que no se descarta que la cifra de víctimas pueda aumentar en las próximas horas.

A su vez, el primer ministro interino de Líbano, Nayib Mikati, se reunirá de urgencia con su gabinete para valorar lo ocurrido, aunque ya ha criticado al Ejecutivo israelí acusándoles de "no tener ningún tipo de consideración humanitaria, jurídica y moral a la hora de perpetrar sus operaciones militares", razón por la que ha instado a la comunidad internacional a posicionarse de forma "clara". Cabe recordar también, en la misma línea, que el genocidio palestino por parte de las Fuerzas Militares Israelíes rebasa ya las 40.000 víctimas mortales desde el 7 de octubre de 2023.

Akil, el objetivo del ataque

Aunque Israel no ha confirmado oficialmente que Akil haya sido el objetivo de su ataque, fuentes citadas por la cadena de televisión libanesa LBCI apuntan a que así ha sido, ya que sobre él pesaba una recompensa de siete millones de dólares, cerca de 6,3 millones de euros, por parte del Gobierno de Estados Unidos.

Akil, conocido como 'Tahsin', era miembro del Consejo de la Yihad de Hezbolá, el organismo militar de mayor calado dentro del grupo insurgente. El hombre fue parte de la Organización de la Yihad Islámica, que reivindicó los atentados contra la Embajada de Estados Unidos en Beirut en 1983 y una toma de rehenes en esa misma década.

Este golpe es el primero que Israel perpetra en Líbano desde el 30 de julio, cuando asesinó a un destacado comandante de Hezbolá identificado como Fuad Sukur. Aquel ataque también se cobró la vida de un asesor iraní y cinco civiles, incluidos dos niños, un día antes del asesinato en la capital de Irán, Teherán, del líder del brazo político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), Ismail Haniye, suceso también atribuido a las autoridades israelíes.

En medio de las nuevas tensiones

Este ataque se produce, además, en medio de un reciente repunte de tensiones tras dos días consecutivos de explosiones de dispositivos de comuinicaciones de grupo en Líbano, que dejaron otros 40 muertos y 3.000 heridos, según los balances de las autoridades libanesas. Este ataque también se le atribuye a la inteligencia israelí.

Está previsto que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebre una reunión este mismo viernes para abordar los citados ataques contra dispositivos portátiles, cuyo carácter indiscriminado, que quedó palpable con explosiones en lugares ajenos al ámbito militar o con gran afluencia de gente, provocando víctimas inocentes, ha sido criticado por la ONU, cuyo secretario general, António Guterres, ha instado a no utilizar como armas objetos civiles.

Mikati hizo este jueves un llamamiento al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que "adopte una posición firme en contra de la agresión israelí y su guerra tecnológica", mientras que el secretario general de Hezbolá, Hasán Nasralá, acusó a Israel de provocar una "masacre sin precedentes" y "superar todas las líneas rojas".

El repunte de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá supone un nuevo episodio en las turbulentas relaciones históricas entre Israel y el Líbano, y ha vuelto a sembrar los rumores de una posible expansión del conflicto en Oriente Próximo. En este contexto, el Ejército de Israel presentó la semana pasada a Estados Unidos sus "planes operativos" respecto a Líbano, que contemplan movimientos ofensivos como el ocurrido este viernes.

boton whatsapp 600