“La ATI se reserva el derecho de responder con todos los medios legales, y usted tendrá que asumir los costos que ello conlleva. No se enviará otra advertencia”. Así finaliza el comunicado que la Autoridad de Tierras de Israel (ATI) ha enviado a la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en la que le solicita que desaloje su sede de Jerusalén Este en un plazo de 30 días.

La petición viene a razón de una deuda que UNRWA tiene con la ATI de 27 millones de shékels (7 millones de euros) por actuar en territorio perteneciente a Israel “sin consentimiento durante los últimos siete años”. El ministro israelí de Vivienda, el ultraortodoxo Yitzhak Goldknopf, presentó la correspondiente demanda y aseguró que esta había recibido el visto bueno por parte del asesor legal de su ministerio.

Según ha informado la prensa israelí, a falta de pruebas que así lo confirmen, durante años la ATI permitió que la UNRWA operara en su territorio pese a ser conscientes de que se estaban incumpliendo las condiciones del acuerdo. Sin embargo, a raíz de la reciente escalada de tensión en la franja de Gaza, los constantes bombardeos por parte del ejército israelí y la masacre diaria ejercida sobre Palestina, las autoridades israelíes han decidido dar el ultimátum a la UNRWA, que ahora “está obligada a detener de inmediato cualquier uso ilegal, destruir todo lo que haya construido en violación de la ley, desalojar el terreno de cualquier persona o artículo y devolverlo a la ATI dentro de los 30 días siguientes a la fecha de la carta”.

Hipótesis israelí

Sin embargo, el motivo de este aviso no parte únicamente del estallido de la guerra en la Franja de Gaza. Según la ATI, UNRWA podría estar infiltrada en Hamás, el grupo terrorista que perpetró los ataques del 7 de octubre. En este sentido, ya ha acusado en anteriores ocasiones a la Agencia de la ONU de “haber actuado al servicio de Hamás e incluso participado en la brutal masacre del 7 de octubre”.

Lejos de esta tesis con escaso fundamento, la UNRWA se creó el 8 de diciembre de 1949 con el objetivo de dar atención y ayuda a los refugiados palestinos que durante décadas se han visto forzados a abandonar sus casas por motivos bélicos. Desde entonces, ha sido objeto de constantes ataques por parte de Israel y recientemente la acusó de tener más de dos centenares de su plantilla vinculados a los islamistas.

Quemen las Naciones Unidas

En este sentido, a principios de mayo residentes israelíes prendieron fuego a la sede de la UNRWA en Jerusalén Este cuando había empleados en su interior y obligó a que esta cerrara sus puertas. Tras el ataque, el comisionado general de la agencia, Philippe Lazzarini, calificó lo acontecido como “escandaloso” y señaló que “a la luz de este segundo incidente atroz en menos de una semana, he tomado la decisión de cerrar nuestro complejo hasta que se restablezca la seguridad adecuada”. Del mismo modo, añadió también que en el exterior de las instalaciones se pudo ver a grupos de personas cantando “Quemen las Naciones Unidas”.

Desde la Unión Europea, el representante de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, condenó el ataque “enérgicamente” y destacó el papel de la UNRWA como “salvavidas irreemplazables para millones en Gaza y la región”.