Más de 6.000 niños ucranianos han sido trasladados a las zonas ocupadas por Rusia en el este de Ucrania desde el inicio de la guerra. Así lo determina un informe publicado este miércoles que evidencia que en estas áreas se están produciendo crímenes de guerra por parte de Moscú.

Según la investigación realizada por el Observatorio de Conflictos, programa financiado por el Departamento estadounidense, Rusia ha reubicado a centenares de niños en una red de centros de reeducación y adopción en la Crimea ocupada por Rusia y en la Rusia continental. En concreto, el documento habla de 43 instalaciones involucradas desde el 24 de febrero de 2022, fecha en la que el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció una “operación militar especial” dentro del territorio ucraniano.

Algunos de los campamentos se destinan a fines de ocio, mientras que otras infraestructuras se utilizan para retener a los menores en acogida o adopción en el país ruso. La investigación prueba que estos desplazamientos demuestran los esfuerzos sistemáticos para cortar la comunicación entre los niños y sus familiares.

Un equipo de periodistas de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) también avala estos sucesos. Las conclusiones del grupo determinan que a los menores se les concede la nacionalidad rusa, aunque se encuentren bajo tutela del gobierno de Putin. El Kremlin sigue insistiendo en la acogida de los menores hasta encontrar a sus familiares, pero no es la misma versión que aseguran desde Kiev.

La versión de Kiev

Los autores de la investigación señalan que “muchos niños son llevados a campamentos con el consentimiento de sus padres por una duración acordada de días o semanas y devueltos a sus padres según lo acordado”. Pero, agregan que “en muchos casos, el consentimiento significativo puede considerarse dudoso por las condiciones de guerra y la amenaza de las tropas rusas y su coacción”.

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ya avisó sobre la retención de menores por parte de las tropas rusas el año pasado durante un discurso por videoconferencia en La Haya. “Todavía se está estableciendo cuántos niños secuestraron y sacaron de Ucrania las fuerzas rusas. La cifra anterior es terrible: unos 200.000 niños”, advertía Zelensky.

“Cada día, Rusia mata a civiles, mata a niños ucranianos, lanza misiles contra civiles, ¿Qué es esto sino un acto abierto de terrorismo?”, publicó el mandatario en su cuenta de Telegram.

La nueva “reeducación” rusa

De esta forma, la Administración de Putin pretende fomentar esta falta de contacto entre los allegados ucranianos y evitar el regreso de los menores. El objetivo principal de esta reubicación se centra en la educación que se mantiene en los centros educativos de la Ucrania ocupada, según comunica el propio Departamento de Estado ruso.

Rusia busca formar una generación de "niños y niñas leales"

Sin embargo, una investigación del diario británico “The Guardian”, expone las medidas que impone la gestión rusa a los profesores ucranianos en los territorios ocupados. Las penalizaciones se basan en represalias por parte de las fuerzas rusas considerando a los educadores como “colaboradores del enemigo”.

Los planes de estudio también cambian. El nuevo motivo de la administración rusa es “formar a una nueva generación de niños y niñas leales”. Los programas han excluido las obras de escritores ucranianos “para fomentar la cultura rusa”.

La respuesta de Washington

Desde Estados Unidos, el informe “refuerza la determinación internacional de buscar la rendición de cuentas de todas las personas involucradas en crímenes de guerra y otras atrocidades cometidas en Ucrania”. La publicación incorpora la participación de docenas de funcionarios rusos implicados en la deportación de los menores ucranianos.

La Administración de Joe Biden ya se ha postulado a favor de Ucrania y mantiene su apoyo en contra de la gestión rusa. “El hecho de que se trate de traslados y deportaciones de niños es inconcebible desde cualquier punto de vista”, aclara la nota de prensa. Asimismo, la nota hace referencia a una grave violación del cuarto Convenio de Ginebra sobre la protección de civiles que constituye un crimen de guerra, y que Rusia estaría incumpliendo.

Asimismo, la misiva de Washington reitera que “las acciones de Rusia dejan al descubierto los objetivos del Kremlin de negar y suprimir la identidad, la historia y la cultura de Ucrania”. Un impacto que podría calar en las siguientes generaciones de los menores ucranianos.