El máximo tribunal de Naciones Unidas emitirá este viernes cuál es la decisión que toma ante la solicitud presentada por Sudáfrica contra Israel, en la que Pretoria denunciaba al ente sionista de estar cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino en Gaza y que, de ser aceptada por el tribunal, incluiría condiciones como que el Gobierno de Benjamin Netanyahu detuviera de inmediato su ofensiva en la Franja.

Por su parte, Israel ha negado categóricamente que su operación constituya un genocidio y ha pedido a la Corte que deseche el caso. Sin embargo, en esta ocasión se ha apreciado un cambio de tendencia en la defensa israelí. Con frecuencia, Israel boicotea a los tribunales internacionales y las investigaciones de la ONU, afirmando que son injustas y sesgadas en su contra. No ha sido así esta vez, ya que han enviado a uno de sus mejores equipos legales para defender su postura, lo que indica que, efectivamente, existen preocupaciones en el seno del gobierno israelí de que puedan ser sancionados por sus acciones y que se les ordene el cese de las hostilidades.

Tal Becker, abogado encargado de defender a Israel ante la Corte, aseguró que el país lucha "en una guerra que no inició y que no deseaba", a pesar de que el conflicto palestino-israelí tiene más de 70 años de historia y su origen se remonta a la colonización y desplazamiento del pueblo palestino. Lo ocurrido desde el 7 de octubre es únicamente una nueva fase de este choque histórico.

"En esas circunstancias, difícilmente puede haber una acusación más falsa y más malintencionada que el alegato de genocidio contra Israel", añadió Becker, y señaló que el horrible sufrimiento de los civiles en la guerra no era suficiente para respaldar una afirmación de genocidio. En números, tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, Israel ha acabado con la vida de 25.000 civiles palestinos, ha herido a otros 50.000 y ha desplazado a cerca de 85% de la población de Gaza (2,3 millones de habitantes), cifras que ya generan alarma en todo el globo y que motivaron la denuncia de Sudáfrica, un país que, por su historia, es consciente de lo que significa un apartheid.

Cronología del relato israelí

A su vez, cabe destacar que no está claro si Israel cumplirá con las medidas que imponga la Corte, al calor de las recientes declaraciones de Benjamin Netanyahu. "El Gobierno, bajo mi mandato, no se conformará con nada menos que una victoria total", resaltó, antes de añadir que las hostilidades van a prolongarse durante meses, hasta la denominada "victoria total". "Israel está dispuesta a luchar en todos los frentes hasta que todos los objetivos sean conseguidos", zanjó. En el mismo sentido, Netanyahu reconoció que "no contemplaba" el establecimiento de un Estado de Palestina una vez terminase el conflicto, a pesar de la insistencia de la práctica totalidad de la comunidad internacional para llevarlo a cabo, y de que una afirmación como esa incurre en una contradicción con el relato de que el enemigo contra el que pelean es únicamente el grupo terrorista Hamás.

A su vez, ante las acusaciones de genocidio, el propio Becker le dio la vuelta a la tortilla en el tribunal y aseguró que "si se había intentado cometer algún genocidio, ha sido contra el pueblo israelí", en referencia al ataque de Hamás del 7 de octubre. "La acusación ha ignorado el intento de Hamás de cometer un genocidio real en el ataque de octubre. Por otra parte, en otra reunión en Bruselas con los 27 representantes de Asuntos Exteriores y otros altos cargos comunitarios, Israel Katz, un representante israelí, presentó dos vídeos a los europeos que proponían la creación de una isla artificial frente a las costas de Gaza para trasladar allí a todos los palestinos desplazados.

"El ministro nos ha presentado un par de vídeos que tenían poco o nada que ver con la cuestión que estábamos discutiendo. Uno sobre un proyecto de isla artificial que sirva de puerto y otro sobre un proyecto de construcción de línea de ferrocarril que enlace Oriente Medio con la India. Nos ha parecido muy interesante, pero podría haber aprovechado mejor su tiempo para preocuparse por la seguridad de su país o por el elevado número de muertos en Gaza", afeó Josep Borrell. 

Yendo un poco más atrás en el tiempo, España también fue víctima de las acusaciones de la cúpula israelí. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sostuvo junto a su homólogo belga, Alexander De Croo, que "el número de palestinos muertos ya empezaba a ser insoportable" y que "se debería trabajar para el reconocimiento, por parte de la Comunidad Internacional, del Estado palestino". Israel señaló que estas declaraciones suponían un "respaldo implícito a las acciones de Hamás", pero lo cierto es que abrieron la senda para que otros muchos países se pronunciaran en líneas similares y comenzaran a abogar por la solución de dos Estados.

Será este viernes cuando el máximo Tribunal de Naciones Unidas tome una decisión definitiva y se conozca si acepta alguna o todas las medidas cautelares que habían sido solicitadas por Sudáfrica. La Convención para Prevenir el Genocidio, que fue constituida por las Naciones Unidas en 1948 tras el Holocausto, define el genocidio como "actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso". La norma está en vigor en 152 países, incluido Israel. Cualquiera de los países firmantes, como lo es Sudáfrica, puede elevar a los tribunales internacionales casos de esta índole y que la justicia actúe en consecuencia, sancionando y vetando a los infractores.