En los próximos dos años llegarán 715.000 inmigrantes con el objetivo de trabajar en infraestructuras, industrias, sistema sanitario, actividad comercial y, especialmente, en labores donde se requieren trabajadores con oficios especializados. Una decisión que ha sido criticada con rotundidad por el partido liberal conservador aludiendo que, a escondidas, el gobierno federal promovía una política de "Big Australia”.

Recientemente, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo que era imprescindible aumentar la cuota de la emigración en los dos próximos años con el fin de cubrir muchas actividades laborales donde se requieren. Además, señaló que esperaba la colaboración de las demarcaciones estatales y territoriales para apoyar la llegada de 400.000 inmigrantes este año y 315.000 el próximo. Por su parte, Clare O'Neill, ministra del Interior, recalcó que las medidas habían sido diseñadas bajo un sistema conocido con las siglas "NOM". Un método que tiene en cuenta no sólo el número de llegadas de los nuevos emigrantes, sino también la cantidad que salieron para no regresar. Como dato curioso y significativo añadió que en el año 2019 el número de personas que salió fue superior al que entró.

En el extremo opuesto Dan Than, encargado de asuntos de inmigración, cargó contra el gobierno federal señalando que Albanese, con su política de inmigración, quería promover la imagen de "Big Australia" a pesar de los grandes problemas que asolan al país. Hablando con los periodistas enfatizó que abrir las fronteras a 715.000 inmigrantes en los próximos dos años era descabellado sin tenerse en cuenta las dificultades que entrañan encontrar alquileres a precios asequibles y, por otro lado, la falta de viviendas. Por si fuera poco, el parlamentario liberal de la coalición conservadora añadió que la entrada masiva de emigrantes daría lugar a ciudades congestionadas por el tráfico y la desestabilización del medio ambiente. 

Chris Richardson, economista australiano con gran reputación en medios financieros, destacó que era comprensible no inflar demasiado la llegada de cientos de miles de inmigrantes sin tener acopladas las infraestructuras necesarias que requiere el asunto. Y añadió "que se entienda bien que estoy a favor de la inmigración, pero deben existir las condiciones necesarias para que los recién llegados no sufran todo tipo de problemas por falta de viviendas, escuelas, atención médica o transporte"

La cúpula de los sindicatos, con el gobierno laborista

 Michelle O'Neil, presidenta de los sindicatos australianos asume que muchas empresas necesitan mano de obra y trabajadores con oficios en distintas ramas de la Industria. Por otro lado, asume como una gran noticia el acuerdo del Ejecutivo de aumentar el salario mínimo interprofesional a 70.000 dólares australianos al año a partir del uno de julio. Abundando en detalles la ejecutiva de los sindicatos añadió que durante la última década los salarios estuvieron estancados.

Por otro lado, Carlos Rendich, representante  de la comunidad chilena de Melbourne y con varios años de experiencia como delegado sindical de la empresa donde trabajó destacó en conversaciones con el Elplural.com que, en realidad, la llegada de más de 700s000  nuevos inmigrantes a Australia era  difícil de imaginar por la falta de medios como la vivienda. Él mismo cuenta que llegó como inmigrante con su familia en 1976 y que el Gobierno de entonces dio todo tipo de facilidades para alojarlos en el hostel del distrito de Nunawading, uno de los tres que había en la metrópoli de Melbourne. “También disponíamos de un apartamento  con dos dormitorios, además de las comidas y desayunos", añade. Finalmente, Rendich destacaba que "hoy en día sería muy difícil que las autoridades establecieran tantas facilidades como las que disfrutamos nosotros" 

Las declaraciones del miembro de la comunidad chilena de Melbourne vienen a resumir las inmejorables  condiciones que había hace casi medio siglo y las dificultades que hay actualmente para alojar a cientos de miles de inmigrantes como recalca Stephan Farelly, en una carta escrita al editor del rotativo The Age. En su misiva se pregunta dónde van a vivir los inmigrantes que lleguen a la metrópoli de Melbourne y añade "cómo actuará el gobierno de Albanese para alojar 400.000 en los ocho  meses que restan de este primer año". Finalmente, el firmante de la carta dirigida al editor del periódico destaca que el objetivo del Gobierno de construir un millón de casas en cinco años parece algo similar a lo que llaman los anglófonos wishful  thinking. Es decir, algo prometido que en realidad se torna inalcanzable.

Los inmigrantes convictos, los primeros en llegar

Echando la mirada al pasado, entre 1788 y 1868 llegaron al país "down under"  alrededor de 162.000 convictos. Además, en 1833 se da el caso peculiar de 7.000 convictos que se lanzaron a una aventura colosal a través de los mares del sur hasta llegar a terra nullius (tierra de nadie), como la bautizaron el capitán Cook y sus oficiales de la marina británica.

Por otro lado, la iniciativa de los convictos de llegar a Australia partió de los gobernantes de Gran Bretaña e Irlanda, quienes fueron informados sobre la necesidad de desalojar a muchos convictos de las prisiones que malvivían  en las celdas. Finalmente, la llegada de convictos llegó a desaparecer por falta de necesidad en 1850, coincidiendo con el descubrimiento de minas de oro en el Estado de Victoria. Una noticia que deslumbró a miles de viajeros procedentes de Inglaterra, Irlanda, Escocia, Nueva Gales del Sur, América e incluso de China.

Finalmente, y dejando a un lado infinidad de acontecimientos e historias que vivieron los buscadores de grandes fortunas, en la actualidad los inmigrantes que mayormente llegan de ultramar son en primer lugar oriundos de la India y a continuación de China,Reino Unido, Filipinas Nepal, Vietnam, Nueva Zelanda y por último Hong Kong.