El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha reunido este miércoles en Arabia Saudí con el nuevo dirigente de Siria, Ahmed al-Shara, en una cumbre que las autoridades han calificado como “histórica”. Junto con el anuncio del presidente estadounidense este martes sobre la retirada de las sanciones económicas a Siria para darle “una oportunidad para la grandeza”, Trump busca la “normalización” de relaciones comerciales con el nuevo régimen.

"Durante la reunión se ha puesto énfasis en la importancia de retirar las sanciones impuestas a Siria y de apoyar el camino del país hacia la recuperación y la reconstrucción", ha señalado el Ministerio de Exteriores sirio en un comunicado publicado en sus redes sociales. Esta reunión marca el primer encuentro entre las dos naciones en los últimos 25 años.

Un comunicado de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, detalla las exigencias de Trump durante la reunión, incluyendo el reconocimiento de Israel mediante la adhesión a los Acuerdos de Abraham, asistir a Estados Unidos en suprimir el surgimiento del Estado Islámico (IS), asumir la responsabilidad de centros de detención que contienen posibles miembros de IS, deportar terroristas palestinos y “decirle a todo terrorista extranjero que se vaya de Siria”.

"Está previsto que haya una reunión de seguimiento entre el ministro de Exteriores sirio y su homólogo, [el secretario de Estado estadounidense] Marco Rubio, para continuar la coordinación bilateral y avanzar sobre los entendimientos alcanzados durante estos contactos", concluyó. Se espera que este jueves se reúnan los ministros de Exteriores turcos, estadounidenses y sirios en Turquía para discutir los detalles del levantamiento de sanciones sobre Siria.

Sin embargo, Estados Unidos sigue considerando al partido dirigente del gobierno sirio, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), como una organización terrorista. Este partido proviene de la facción siria de Al-Qaeda, que, aunque internacionalmente afirma haberse distanciado de sus raíces para convertirse en un partido “moderado”, existen muchas dudas sobre la veracidad de estas afirmaciones.

Históricamente, Siria se ha construido a partir de un sistema político que ha prohibido la existencia de la Hermandad Musulmana, organización que busca establecer un califato islámico en los países en los que lidera. Uno de sus altos dirigentes es el fundador de Al-Qaeda, lo que señala claros lazos con el gobierno actual. No obstante, Al-Shara insiste en que HTS no es una organización terrorista y ha estado llevando a cabo una transformación drástica de imágen en los últimos años en búsqueda de legitimidad internacional.

El presidente sirio dejó atrás recientemente su nombre de guerra, Abu Mohammed al-Jolani, que hace alusión a los altos del Golán ocupados por Israel, y ha concedido varias entrevistas en medios internacionales para defender que su gobierno será uno de moderación -algo que llama la atención si se considera que HTS supuestamente cortó sus lazos con Al-Qaeda hace años-. Para señalar el cambio de régimen, la forma en la que se escribe Siria en árabe ha cambiado, así como su bandera nacional; antes un símbolo de multiconfesionalidad, ahora es un símbolo del islam.

El encuentro de este miércoles entre Trump y Al Shara supone un giro en la política de Estados Unidos, que, a pesar de mantener a HTS en su lista de organizaciones terroristas, anunció en diciembre que retiraba la recompensa de diez millones de dólares (alrededor de 9 millones de euros) por informaciones que permitieran su captura.

Siria bajo el mando de Ahmed al-Shara

En diciembre del año pasado, HTS, junto con diversos grupos opositores al Estado sirio de Bashar al-Assad que contaban con apoyo internacional, incluyendo Estados Unidos, derrocaron al gobierno y marcaron el cambio de régimen en Siria. El portavoz del nuevo gobierno sirio, Hassan Abdel Ghani, anunció en su momento que se había disuelto las fuerzas militares del Estado, junto con el partido Ba’ath que dirigía el antiguo régimen -cuyos líderes eran alauitas-.

Sin embargo, Amnistía internacional ha denunciado a HTS por no frenar las matanzas de la población alauita que, en diciembre del año pasado, intentó huir del país por temor a la represalia del nuevo régimen por su conexión con la familia Assad. Parte de estos no pudieron huir a raíz de los bombardeos israelíes de los principales puentes que conectaban a Siria con sus países vecinos.

“El gobierno sirio debe asegurar que los perpetradores de la ola de matanzas masivas dirigidas a civiles alauitas en las zonas costales sean responsabilizados”, ha reclamado la organización internacional a principios del mes pasado, exigiendo que se investiguen estos ataques como “crímenes de guerra”. El presidente sirio ha prometido que “se les harán responsables” a los perpetradores de estos asesinatos.

Al mismo tiempo, este mes se han registrado bombardeos por parte de las fuerzas israelíes en las afueras de Damasco que el gobierno israelí defiende como un acto para defender la población drusa que estaba sufriendo ataques por parte de grupos que las autoridades sirias califican como “ilegales”.

Recordando a la Siria bajo mandato francés, han resurgido conversaciones sobre la posible división de Siria en cantones religiosos, lo cual entra en contradicción con la naturaleza de la sociedad desde su independencia. El medio israelí, YNet, ha recogido testimonios de dirigentes de la comunidad drusa en Siria, incluyendo al subdirector de logística del Instituto de Seguro Nacional, Rikad Khiraldin: “No creo que un estado druso sea la solución”. También ha añadido que “hoy, Siria no es igual [que en el pasado]. Con el auge de fuerzas fundamentalistas, los drusas, alauitas y cristianos deben protegerse”.  

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