Narges Mohammadi es una joven mujer activista iraní que sufre desde hace años la persecución de este régimen teocrático. Una República Islámica de Irán en la que su fundador, el ayatolá Jomeini, fue incluido en su Constitución como “Guía de la Revolución”.

Narges Mohammadi, periodista y portavoz del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de la Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi, dedica su tiempo a pedir justicia, reclamar verdad, acompañar a familiares víctimas de violencia policial y protestar contra la pena de muerte en el país. Aunque joven lleva prácticamente toda su vida defendiendo los derechos humanos.

Un encarcelamiento tras otro y enferma

Por toda esta acción contraria al régimen, sufrió pena de cárcel durante cinco años. El 10 de junio de 2010, fue detenida en su domicilio. Sufrió una crisis nerviosa y enfermó gravemente en prisión por lo que fue puesta en libertad provisional el 2 de julio de 2010. Pero poco duró esa situación de libertad ya que dos meses más tarde fue condenada a 11 años de cárcel por “reunión y conspiración contra la República Islámica” y “propaganda antigubernamental”. En ese periodo de reclusión ni tan siquiera le permitieron ver a sus hijos pequeños. Además, tuvo problemas de salud que se deterioró gravemente y no se accedió a proporcionarle los tratamientos que necesitaba. Se da la circunstancia de que a pesar de estar gravemente enferma y tener problemas del corazón, fue encarcelada siendo trasladada a Teherán a la prisión de Zanjan. El director de la cárcel, actuando bajo las órdenes del ministro de Inteligencia, rechazó su hospitalización. Terminó autorizando su traslado al hospital de Vali Asar, en Zanjan, el 9 de julio.

Narges Mohammadi

Pero sus encarcelamientos continuaron y en abril de 2012 Narges Mohammadi fue detenida de nuevo en su domicilio de Zanjan y trasladada a la cárcel de Evin. Tras pasar tres meses en prisión, fue puesta en libertad con fianza el 31 de julio de 2012, para recibir tratamiento médico.

De nuevo en noviembre de 2014 fue citada de nuevo para ser encarcelada tras difundir un video el mes anterior, en octubre de 2014, en el que denunciaba las torturas en prisión que llevaron a la muerte del periodista Sattar Beheshti en 2012.

Y la feroz represión iraní se cebó otra vez con Narges y el 3 de mayo de 2015, fue denunciada ante un Tribunal Revolucionario de Teherán por supuestas “actividades contra la seguridad nacional y propaganda antigubernamental”, además de otras “recientes actividades”, como la participación en varias campañas contra la pena de muerte o contra la impunidad. Ingresó en prisión y, en abril de 2016, vio ampliada su condena a 10 años de cárcel.

Su marido, también periodista y encarcelado

Narges sufre la doble represión del fanatismo del islamismo radical, la que se dirige a quienes cuestionan el régimen y además la que se infringe por el hecho de ser mujer. Su marido, Taghi Rahmani, también periodista, ha sido constantemente acosado por los servicios de seguridad, y ha pasado un total de 16 años en cárceles iraníes. A principios de 2012 terminó abandonando el país.

Hospitalizada o en libertad bajo fianza

Ahora, tras pasar periodos hospitalizada o en libertad bajo fianza, vuelve a ser encarcelada por proseguir con sus legítimas y honorables protestas y podría recibir 80 latigazos en cualquier momento ¿La causa de esa cruel amenaza que además de ser una sangrienta tortura puede dejar graves secuelas e incluso, en ocasiones, provoca hasta la pérdida de la vida? Pues porque Narges continuó peleando. En noviembre de 2019, cuando las protestas y la represión se extendían por todo el país, participó en una sentada junto a otras compañeras presas en la cárcel de Evin para denunciar las muertes de cientos de manifestantes a manos de la policía. 

Firmas para su liberación

Como consecuencia de ello le fue abierta una nueva causa y ha vuelto a ser detenida y encarcelada en una dura prisión iraní pudiendo recibir hasta 80 latigazos en cualquier momento. Como bien ha recordado Amnistía Internacional en una petición de firmas para que para detener esta amenaza contra Narges Mohammadi así como para lograr su puesta en libertad, la flagelación que se aplica en Irán constituye tortura, un delito prohibido en términos absolutos en el derecho internacional.

Narges Mohammadi

Más de cien “delitos” se castigan con latigazos, según el código penal iraní. Incluyen el robo, el asalto, el vandalismo, la blasfemia y las violaciones de las leyes de moralidad en relación a comportamientos que normalmente no se consideran delictivos en la mayoría de los países, como que hombres y mujeres solteros se tomen de la mano o se besen en público. Los castigos severos a menudo se llevan a cabo en público porque las autoridades iraníes creen que esto desalentará más comportamiento “inmoral” entre los ciudadanos. 

Naciones Unidas declaró que azotar es un castigo cruel e inhumano equivalente a la tortura, y en su informe de 2018 reprendieron a Irán por institucionalizar tal brutalidad en el código penal, que también legaliza castigos como la amputación de miembros y el cegamiento.