La estrategia de vacunación no varía excesivamente entre países. En la mayoría se prioriza a las personas mayores de 65 años y al personal sanitario, además de personas con patología previas. Sin embargo, en Bélgica se ha abierto el debate a vacunar a los jóvenes. Quienes así lo solicitan, alegan que este es el grupo que más se mueve y, por ende, más propaga el virus.

Esta estrategia, que ha recibido la negativa de las autoridades competentes, es la que han seguido en países como Indonesia, donde en su primera fase de vacunación están dando prioridad a los trabajadores de entre 18 y 59 años-después de los sanitarios-. 

Su presidente, Joko Widodo, de 59 años, recibía la vacuna hace unas semanas y defendía que los trabajadores jóvenes debían recibir la vacuna porque  "salen de la casa a todas partes y luego por la noche regresan a sus hogares con sus familias".

La inusual estrategia no termina de ser bien vista por los expertos por varios motivos. El primero es que aún no está claro que la vacunación erradique por completo la transmisión del virus. En otras palabras, los jóvenes que se vacunen deberían seguir cumpliendo con las medidas. En esta línea, dicen los especialistas, cuanto más población de riesgo se vacune, más se podrán relajar las medidas que "pesan" sobre los jóvenes. 

La otra razón de peso es que, si todo el mundo respeta las medidas (aunque las personas que se desplazan a su lugar de trabajo no siempre puede hacerlo), las personas mayores de 65 años son, claramente, más sensibles al virus que los jóvenes.