Tras varios meses de reflexión, Yolanda Díaz parece dispuesta a asumir el testigo cedido por Pablo Iglesias. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo se ha hecho de rogar, pero todo apunta a que será candidata a las próximas elecciones generales. Eso sí, lo hará al margen de las siglas de Podemos y a través de una plataforma transversal que diluirá a los morados como otrora hiciera la formación con Izquierda Unida y el PCE. Unos planes que asestan un duro golpe a un partido que tras Vistalegre II pretendía extender sus tentáculos por todo el territorio nacional y hacerse hegemónico a la izquierda del PSOE. Pese a todo, tanto Iglesias como la actual secretaria general, Ione Belarra, han bendecido la hoja de ruta de Díaz.

Durante el acto de clausura de la Universidad de Otoño de Podemos celebrada en Rivas Vaciamadrid, Belarra ha avalado la construcción de un “frente amplio” liderado por Díaz con el objetivo de sorpassar al PSOE. De hecho, la actual líder morada ha reconocido que para lograr ese objetivo y ensanchar el espacio político es necesario abrir el proyecto a otras fuerzas y a la sociedad civil.

En la misma tónica se movió Pablo Iglesias, quien garantizó que la nueva dirección sabrá acompañar a Díaz en este nuevo camino, que a su juicio debería pivotar en torno a dos ejes: el feminismo y la República como "identidad política" que asuma la visión plurinacional del país.

Guerra al PSOE

Los morados han esgrimido ya sus primeras trazas de lo que será la incipiente batalla electoral de 2023. Superado el primer tramo de la legislatura, con los Presupuestos Generales del Estado 2022 ya acordados y con la pandemia de Covid-19 en el retrovisor; Podemos tiene todos los elementos para comenzar a pugnar con los socialistas.

Durante la crisis sanitaria era sencillo ponerse de acuerdo: todo lo que fuera necesario para atajar los problemas sanitarios y sus corolarios económicos y sociales. Las discrepancias comenzaron a llegar conforme la nueva normalidad adquiría enteros. La escalada de precios de la luz, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, el incremento del impuesto de sociedades al 15%, la nueva ley de vivienda… Todos estos compromisos han requerido de duras negociaciones y de más de un exabrupto público; pero bien servirán a Podemos y su candidata como carta de presentación. De hecho, Iglesias ya ha mostrado por dónde irán los tiros apropiándose de las iniciativas.

Este patrimonio político será reivindicado por Unidas Podemos, que pese a que en las nuevas papeletas electorales no figurarán tales siglas, será la piedra angular de la plataforma. Un nuevo proyecto comandado por Díaz que reivindicará todas y cada una de las medidas sociales del Gobierno de Pedro Sánchez, recordando que los socialistas eran reticentes.

Estos logros servirán también para seducir a la sociedad civil y articular un frente mucho más amplio, pues según el propio Iglesias, “no pensamos que el movimiento político y social del que tenemos el orgullo de participar se acabe en los límites de nuestras organizaciones políticas. Al revés, nos sentimos parte de toda esa amplia sociedad civil que comparte con nosotros ese anhelo de un país”.

El broche final del cónclave morado fue una suerte de declaración de intenciones de Iglesias, quien consciente de que ya no le ata lealtad alguna al Ejecutivo, ha lamentado que muchas de las metas "no son posibles con la actual correlación de fuerzas”, por laque que “la sociedad española solo podrá alcanzarlas si [Podemos] supera al PSOE como fuerza principal del bloque progresista".