Expulsado del 'Olimpo' de Aguirre
Granados, el que fuera mano derecha de la presidenta regional como 'superconsejero' de Presidencia, Justicia e Interior, mantuvo en su día un duro enfrentamiento como representante del 'aguirrismo' con la mano derecha de Gallardón, Manuel Cobo, por hacerse las riendas del PP de Madrid. Los aguirristas se impusieron con claridad en las elecciones internas y Granados se hizo con la secretaría general, pero hoy por hoy ya no es uno de los hombres de confianza de la presidenta regional, que le excluyó significativamente de su último Ejecutivo y le ofreció una portavocía en la Asamblea que éste consideró ofensiva y rechazó. El secretario general, en parte desgastado por el escándalo de los espías de la CAM, había perdido el pulso con el vicepresidente Ignacio González y el desencuentro con la presidenta trascendió a los medios.
¿La última bala?
Ahora que Aguirre no está en disposición de oponerse a las viejas aspiraciones de Gallardón, es un 'rebotado' del aguirrismo el que levanta la voz. Pero el actualmente desubicado Granados ha dejado abierta una vía cuando le han preguntado si estaría dispuesto a "fichar por Mariano Rajoy", a lo que ha respondido que siempre aceptará "lo que el partido considere que es el puesto en el que mejor pueda servir a los intereses de España". Ha dicho asimismo que no ha tocado "techo" en ningún sitio y que no aspira a permanecer de manera "vitalicia" en ningún lugar. No sería el primer caso de un peso pesado de la confianza de Aguirre que toma el camino de Génova, ya lo hizo Alfredo Prada, y Juan José Güemes ha recorrido la primera parte, abandonar el gobierno regional, y las quinielas le sitúan reiteradamente en la política nacional tras el 20-N. Aunque haya perdido peso, hoy ha recordado que sigue siendo el secretario general del PP de Madrid y que se le debe tener en cuenta. Salvado este trance, a Gallardón sólo le quedaría ya el último escollo para dar el salto a la política nacional, el resultado del 20-N.