El Gobierno de España insiste en que la decisión sobre los indultos a los presos del procés aún no está cerrada, pese a que el presidente, Pedro Sánchez, ha dejado claras sus intenciones. El Ejecutivo prepara el barbecho y es perfectamente consciente de que podría suponer un elevado coste electoral, pero está dispuesto a asumirlo.

En una entrevista este lunes en la Cadena COPE, la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha asegurado que la decisión final la tomarán  guiándose por el “interés general” y no así por la “conveniencia política”.

Calviño ha recordado que el Gobierno de Sánchez tiene amplia experiencia en “tomar decisiones muy difíciles que ningún gobierno querría tomar", incluso aunque estas hayan sido impopulares.

"No es la conveniencia política la que nos guía, sino hacer lo que creemos que es mejor para la sociedad española", ha justificado la vicepresidenta, quien ha precisado que el objetivo pasa por adoptar las medidas necesarias para evitar que se repita el “indeseable pasado” de 2017, con un "enfrentamiento que solo llevan al fracaso”.

A juicio de la ministra y vicepresidenta segunda, la crispación en Cataluña ha descendido considerablemente gracias a que Sánchez ha apostado “por el diálogo y la concordia”, camino en el que pretenden seguir avanzando.

"El fracaso del 1 de octubre, unas escenas que eran incomprensibles fuera de nuestro país y que me costó mucho explicar a los que me rodeaban. Ese camino no lo podemos retomar", ha apostillado.

Díscolos socialistas

No todos los dirigentes socialistas apuestan por esta vía. Los barones críticos, comandados por Emiliano García-Page, han alzado al voz contra la postura definida por Moncloa. A juicio de Page, la sentencia condenatoria del procés tiene la misma validez y legitimidad que la del caso Gürtel que impulsó la moción de censura socialista que llevó a Sánchez a Moncloa. Considera que los indultos serían “una enorme desgracia” porque “no deben tener perfil político, y menos aún que resulten parecer una transacción”.

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, se movió en la misma tónica al censurar que "resulta evidente que no debe ser indultado quien no quiere serlo porque no respeta ni cree en las leyes que lo hacen posible”. La misma hipótesis maneja el presidente de Aragón, Javier Lambán: "Hasta donde yo sé, estos señores no sólo no se han arrepentido sino que han dicho que en cuanto puedan lo volverán a repetir”.

Barones leales a Sánchez

De igual forma que los barones críticos se han movilizado contra el previsible indulto, otros líderes territoriales han salido a dar la cara por el presidente del Gobierno en defensa de su gesto. Es el caso del presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y Concha Andreu, presidenta de La Rioja.

El valenciano calificó de “acertada” la decisión del Gobierno español de promover los indultos, argumentando que es el momento de “la política”. Eso sí, matizó que se debería exigir “un gesto y algo más a los independentistas”.

De hecho, Puig no solo manifestó que Sánchez tiene el derecho al indulto, sino también “la obligación” como presidente “de pilotar la transición a una recuperación de la confianza de Cataluña y España”.

En la misma tónica se movió la presidenta de La Rioja, quien adquirió una posición bien distinta a la de su homólogo en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Concha Andreu manifestó su máximo apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez sea cual sea la decisión final en materia de indultos. “Yo estoy a su lado apoyando el bien común”, expresó la jefa del Ejecutivo riojano en TVE. 

Guerra de expresidentes

Resulta evidente que en las filas socialistas cohabitan dos almas. Por un lado, la de Felipe González, quien en línea con los barones críticos, “no daría el indultos a los presos del procés”. Por otro lado, José Luis Rodríguez Zapatero, quien argumenta que “esta decisión puede ayudar de manera significativa a lo que todos los españoles queremos, que es que las cosas estén mejor entre Cataluña y el resto de España, que el independentismo pierda fuerza y que el diálogo se recupere”.