En opinión de Felipe González, “los desequilibrios permanentes, con déficits estructurales y deudas acumuladas que se hacen impagables, arruinan las perspectivas de crecimiento y merman la confianza de todos los actores”. El expresidente subraya que no se trata de “un problema ideológico, sino de sentido común y de responsabilidad de los gobernantes”.

Déficit cero, "un disparate"
Eso sí, González califica de “disparate” el “pretendido déficit cero” que considera “una muestra de radicalismo ideológico, que no permite margen de maniobra ante los ciclos económicos. Una receta de teóricos fundamentalistas que, a veces, ocupan responsabilidades políticas para desgracia de todos, impidiendo una actuación política para contrarrestar las consecuencias de una contracción económica”, escribe en su artículo.

Una macroeconomía sana
El expresidente del Gobierno cree que “las respuestas de nuestros países para garantizar nuestra recuperación y nuestra inserción en el nuevo escenario global tienen que respetar, como condición necesaria, una macroeconomía sana, capaz de controlar los déficits excesivos y la acumulación de la deuda. Capaz de aprovechar los ciclos de bonanza para utilizar el margen de maniobra acumulado en los momentos de crisis. Ese es el objetivo de la estabilidad presupuestaria. Lógicamente no es lo único que hay que hacer, pero es imprescindible que se haga”.

La reforma, "el reconocimiento de un fracaso"
González aplaude que se haya conseguido “un acuerdo que obligue a todos sobre la estabilidad presupuestaria en el medio y el largo plazo”. No obstante, opina que “obligarnos” a llevar a cabo una reforma constitucional es “el reconocimiento de un cierto fracaso”, porque, según asegura, “existen otros instrumentos legales para hacerlo”. Lo que sucede, en su opinión, es que “dudamos de nuestra voluntad colectiva para respetarlos y aplicarlos”.

La intervención de Rubalcaba
“Si no tenemos en cuenta esos ruidos que confunden el debate, es posible, porque la propuesta nada tiene que ver con el sectario "déficit cero". La intervención de Rubalcaba lo ha hecho posible en los términos en que está redactado. Cualquier ciudadano preocupado por la salida de esta larga y dura crisis debería apreciarlo, como yo lo hago”, prosigue el expresidente en su artículo.

Felipe González apunta que “queda claro, por tanto, que sin reforma constitucional también se podría haber hecho, pero que esta reforma -al estilo de las Enmiendas de la Constitución Americana- con un propósito concreto vale para asegurarnos la voluntad que nos falta”.

No está previsto el referéndum
El expresidente recuerda que “no está prevista la fórmula del referéndum para este tipo de reformas” y que este punto es “doblemente lógico: no afecta a ningún elemento sustancial de la Carta Magna, ni es razonable que se traslade a los ciudadanos la decisión de si podemos tener deudas excesivas”.

El único gesto del PP
González cree que debemos “felicitarnos” porque “el PP ha hecho un gesto importante, el primero y único, para ayudar en esta grave crisis que atravesamos”, aunque advierte de que intentan “apuntárselo” como mérito propio, aunque “la propuesta se parece poco a la producción ideológica de la FAES que los domina, con sus propuestas de déficit cero, como alumnos aventajados del Tea Party”.