El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha visitado el plató de La mirada crítica de TeleCinco, desde dónde ha radiografiado la actualidad política del país -que ha remarcado que “pasa por el mejor momento de su historia-, pero también de sus siglas, las del Partido Socialista. El que fuera secretario general de la formación del puño y la rosa pondera el peso de las voces críticas en el plano interno, pero también aborda la postura de crítica hipertrofiada de uno de sus antecesores, Felipe González. Zapatero ha marcado distancias, sin restarle un mínimo a valor a todo lo que consiguió, pero afeándole que todas sus declaraciones son pullas a Pedro Sánchez. “Da igual el tema”, ha apostillado, después de mostrar su desconcierto ante el movimiento de Juan Lobato de acudir al notario, sobre el cuál ha dejado claro que no terminó de entender. “Se lo preguntaré”, ha resumido.
El PSOE se ha jactado siempre de ser un partido con amplios márgenes para la libertad individual y así ha quedado patente a lo largo de estos últimos años, donde varias cabezas visibles del partido alzan la voz sin temor a posibles represalias. Durante esta última década, tanto Emiliano García-Page como Javier Lambán han abanderado esa postura contestataria al sanchismo, sustentados desde fuera por otros líderes históricos socialistas como el expresidente Felipe González o Alfonso Guerra. No ha sido así, en cambio, con el ex jefe del Ejecutivo José Luis Rodríguez Zapatero, quien siempre ha manifestado su “lealtad” a las siglas: “El PSOE me apoyó para ser presidente y yo siempre lo apoyaré”.
Movimientos críticos
La formación socialista no es granítica. Al menos así lo entiende el expresidente del Gobierno, que en declaraciones a La mirada crítica, ha recordado cuando Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura durante más de dos décadas, le puso fecha de caducidad en un congreso federal. “Siempre ha habido críticos”, ha resuelto el que fuera jefe del Ejecutivo desde 2004 a 2011. Reflexión que ha lanzado después de que se le preguntara tanto por la posición del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, como por la de Felipe González. “Estas cosas pasan y más en un partido en el que la gente se expresa libremente”, ha acotado
Zapatero ha advertido que no comparte la postura de Page, pero ha agregado que eso no le impide dialogar con él. De hecho, ha reforzado su posicionamiento al precisar que ambos han quedado para “comer en Toledo”. De igual modo, aunque con mucho más distanciamiento, ocurre con la figura del expresidente González, de quien ha ensalzado todo lo cosechado durante su administración. Sin embargo, enmienda a la totalidad su comportamiento actual y entiende que el PSOE “no esté encariñado con él”. “Nadie discute lo que hizo como presidente, pero ahora siempre que sale critica a Sánchez. Da igual el tema que sea”, ha manifestado.
El expresidente ha remarcado que España vive el “mejor momento de su historia”. “Se lo escuché a Feijóo el Día de la Constitución y estoy de acuerdo con él”, ironiza Zapatero, mientras recuerda que esto es posible gracias a que el Gobierno de Sánchez mantiene a “Cataluña en calma, sin terrorismo, con récord de subida salarial y en el salario mínimo, también indicadores buenos en transformación digital… Ahora queda abordar la Vivienda y Valencia”, ha precisado el expresidente del Gobierno, quien deseaba haber tenido “el mismo desempeño” durante su mandato que el actual jefe del Ejecutivo. Y es que, a su juicio y refutando la tesis de su predecesor inmediato, el popular José María Aznar, el país no tiene “ningún problema económico, ni político ni territorial”.
La salida de Lobato
El relevo en la Secretaría General del PSOE-M también se ha colado entre los asuntos a abordar por el expresidente. Zapatero ha adelantado que mantendrá una reunión con el ex líder de los socialistas madrileños Juan Lobato la próxima semana. “Soy amigo suyo”, ha apostillado, al tiempo que agregaba su desconcierto ante sus últimas actitudes. Aquilatado en la prudencia, el ex jefe del Ejecutivo ha loado su calidad como persona y su “valor político”, pero no termina de comprender que elevara los mensajes con Pilar Sánchez Acera al notario. “Le tengo aprecio y es buen político, pero eso no lo entendí”, ha subrayado.
La salida de Juan Lobato dejó la sede vacante en el PSOE-M, hasta que desembarcó el ministro para la Transformación Digital y Función Pública. Óscar López fuer ratificado este domingo como nuevo líder de los socialistas madrileños, al no haber tenido competencia durante el escueto proceso. Una figura que, a ojos de Zapatero, tiene el “convencimiento” y la “determinación” que requiere la política para lograr cosas. “Es la ilusión de su vida y es crucial para un proceso electoral”, ha resumido.
Frente judicial
En los tribunales, el PSOE se juega buena parte del partido de esta legislatura. El presidente del Gobierno, como advirtió el pasado viernes en conversación informal con los periodistas, argumentó que vive una situación de “acoso político, judicial y mediático”, debido a la proliferación de procesos que afloran en su entorno. Principalmente los que viven tanto su esposa, Begoña Gómez, como su hermano David. Una guerra iniciada por la “ola reaccionaria” según precisan tanto desde Ferraz como desde Moncloa.
El expresidente sostiene esta tesis, pero siempre encapsulada entre las gruesas paredes de la prudencia que le caracteriza. Si bien sobre el exministro de Transportes José Luis Ábalos sí ha precisado que la Justicia debe hacer su trabajo, sobre Gómez y el hermano de Sánchez el argumento es distinto. Zapatero ve “cosas raras” en la instrucción de ambos casos. “No los veo. Lo único que sabemos es que estaban trabajando y que son el hermano y la mujer del presidente… El proceso ha sido como los coches de choque. No hay nada”, ha rematado, al tiempo que defendía mantener el “debate judicial”, pero respetando a la Justicia.