José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en uno de los fieles seguidores y promotores del reencuentro con Cataluña, las negociaciones y la amnistía como clave de bóveda para conseguir una mayoría parlamentaria que favorezca la investidura del actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.

Los números están ajustados y la clave pasa por Junts per Catalunya, en general, y por Carles Puigdemont, en particular. Las conversaciones por la investidura se mantienen en Bruselas, donde el eurodiputado y prófugo Puigdemont marca los pasos de su formación y de la gobernabilidad de España. Si bien el pasado jueves y viernes todo parecía quedar en stand by, dejando la puerta abierta a un enfriamiento de las relaciones, ambas formaciones creen que el acuerdo llegará y estiran su particular partida de ajedrez en busca de unas tablas que desbloqueen la ansiada cifra de los 176 apoyos, cifra ansiada por el presidente del Gobierno para revalidar su puesto y dejar de estar en funciones.

Con este contexto como telón de fondo, y sabedores de que la victoria parlamentaria pasa sí o sí por conseguir el apoyo de Junts, Zapatero insistía este fin de semana en pedir a la militancia que den un balón de oxígeno y confianza a Pedro Sánchez. Concretamente, el pasado viernes, el expresidente, durante un acto celebrado en Valencia, comparaba la democracia y la amnistía con la “generoridad y el reencuentro”, condiciones indispensables, según Zapatero, para un futuro de reconducción de las relaciones con Cataluña y el fin definitivo de las hostilidades entre administraciones.

Además, Zapatero insistía en que la amnistía es un llamamiento a la “concordia” e invitaba al PP a formar parte de una decisión histórica, que, a su juicio, debería contar también con el apoyo y los votos afirmativos del PP. Para ello, el expresidente apelaba a otras decisiones de Estado que se adoptaron en el pasado y en las que el PSOE estuvo a la altura, tales como la lucha contra el terrorismo de ETA.

Lección de democracia

Con el toque de sorna y la dosis de realidad con las que el antiguo líder del Ejecutivo impregna sus intervenciones, especialmente desde la pasada campaña electoral, Zapatero ha recordado que hacen falta 176 diputados y diputadas para poder sacar adelante la normativa que mantiene a todo el mundo en vilo y que la política ya no se mueve en el sentido bidireccional que reinaba cuando era él quien disputaba la Moncloa.

“Desde los principios democráticos que tenemos tan afirmados, conviene recordar, y en estos momentos más que nunca, que 178 diputados y diputada que pueden aprobar una investidura o una ley de amnistía, no están elegidos por el maligno, como diría ese candidato en Argentina”, apuntaba desde el estrado en relación a Javier Milei, sino que “están votados por los ciudadanos y ciudadanas de este país” y “representan democráticamente la soberanía en las Cortes Generales”.

“No les gusta Pedro Sánchez no porque se llame Pedro Sánchez, sino porque es Pedro socialista. Seamos claros, mira cómo pinchamos el sanchismo en la campaña. Eso que habían montado (…) Antes era el sanchismo, ahora es la amnistía, y si no sería lo de su tía”, afeó la que, por otro lado, fue una de las personas que más se involucró en los anteriores comicios: “No pueden aceptar de buena gana que haya un presidente socialista”.

Negociaciones con Junts

Pedro Sánchez ve cerca volver a la Jefatura del Gobierno, pero la formación soberanista no se lo está poniendo fácil. Prueba de ello es que cuando muchos daban por sentado que la sesión de investidura se celebraría esta semana, la cuestión sigue en el aire después de que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, no haya señalado todavía qué día tendrá lugar la cita, aunque el Congreso se ha habilitado para operar en días festivos y fines de semana.

Los socialistas lograron previamente el respaldo de ERC, con quienes sí cerraron cuestiones sobre las que Junts pensaba que llevaba la delantera, como lo relativo a la figura del mediador. En cualquier caso, el PSOE ve plausible que el acuerdo total con los de Puigdemont se cierre de manera definitiva en las últimas horas. Por lo pronto, el número tres de la formación, Santos Cerdán, viajó de nuevo el domingo a Bruselas para reunirse con el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el presidente del partido en el Parlamento catalán, Albert Batet.