Beatriz TalegónLas líneas de esta semana estaban pensadas para ser dedicadas a la Conferencia Política que el Partido Socialista Obrero Español va a celebrar el próximo fin de semana. Una cita esperada para la que mucha gente llevamos tiempo trabajando: reflexionando, compartiendo, debatiendo, discutiendo y encontrando puntos comunes donde sumar. Líneas que iban a trasladar inquietudes sobre la capacidad vinculante de las propuestas que vean luz después de la  Conferencia (pues quien sabe algo de estatutos conoce que solamente un Congreso puede modificar cuestiones relativas a las normas que rigen dentro de una organización política).

Párrafos que pretendían trazar algunas propuestas sobre la necesaria reforma constitucional que necesitamos para poder desarrollar un Estado laico, donde toda la ciudadanía pueda sentirse cómodamente representada sin atender a sus convicciones -si las tuviere- religiosas y donde el Estado garantice la gestión de sus  fondos públicos para el bien común de todos los que pagamos tributos. Una Constitución que desarrolle un Estado Federal, tejiendo así un nuevo sistema territorial que garantice la convivencia en la diversidad y que dote de sentido a instituciones como el Senado y ponga fin de algún modo a las disputas regionalistas que van pidiendo respuestas urgentes. Sin duda, estas reformas deberían ir de la mano de un nuevo sistema electoral que garantice una representatividad justa que termine de una vez por todas con el reparto desequilibrado de los votos de la ciudadanía. Una Constitución que plantease un Estado Republicano,  conformado por una ciudadanía republicana, esto es, la ciudadanía que asume sus responsabilidades en la acción política, que exige el respeto de sus derechos y que los garantiza a través del ejercicio de sus obligaciones y cuenta con un sistema representativo fundamentado en una democracia transparente y puramente participativa.

Unas líneas que trazasen de alguna manera unas propuestas sobre la necesidad de un sistema tributario justo y equitativo, donde las rentas del capital tributasen de manera equitativa en comparación con las rentas del trabajo (cosa que hasta ahora no sucede).  Un sistema que armonice los impuestos a nivel europeo, que luche por el fin de los paraísos fiscales y por la imposición de tasas como la de las transacciones financieras.  Propuestas como la inversión en la lucha contra la evasión fiscal, la creación de un Banco Público de inversión.

Proponer líneas para un debate en torno al concepto del "crecimiento económico", que viene resultando manido y por ello muchas veces no suscita ya el interés necesario para analizarlo. ¿No nos hemos dado cuenta de que crecer por crecer no tiene sentido? ¿No sería mejor redistribuir de una vez por todas la riqueza que ya existe y frenar esta vorágine inhumana y desproporcionada? ¿Es posible hablar de economía sostenible sin hablar de crecimiento? ¿Para qué queremos crecer más si sabemos que este ritmo solamente genera más desigualdades y aumenta los monstruos que viven de los intereses que generan las deudas que contraemos para seguir creciendo?

Quizás fui pretenciosa en mi deseo de escribir sobre todas estas cuestiones en un    sólo artículo, y quizás en la propia Conferencia Política tampoco haya tiempo para encontrapuestas. Pero sin duda se pondrán sobre la mesa.

Sin embargo todas estas líneas se han quedado en una mera intención porque hoy de lo que hay que hablar es de la puñalada que el ministro de Educación Wert le ha dado a nuestros estudiantes erasmus.

El pasado 29 de octubre, a través del Boletín Oficial del Estado se hizo pública una Orden por la cual se establecían los requisitos para poder optar a las becas Erasmus para el curso 2013-2014. En esta publicación se informaba de que aquéllos alumnos que durante el curso anterior (2012-2013) no hubieran sido beneficiarios de una beca de carácter general (esas becas sobre las que ya nos hemos manifestado en contra desde que Wert quisiera añadir a la situación familiar el aumento del esfuerzo del estudiante) no podrán optar a la beca del Ministerio para realizar su Erasmus. Dicho de otro modo:

Juan, Marta, Luis, Mario, Ana, Elena, Carlos, Rocío y otros treinta y seis mil estudiantes (según el dato de los erasmus españoles del año pasado), acaban de instalarse en un país extranjero echando cuentas: unos 150 euros del Ministerio, unos 133 de la Comisión Europea; y si hay suerte, otros 150 de la Comunidad Autónoma, lo que en caso de tener suerte, supondría unos 420 euros al mes para sobrevivir estudiando en países con un nivel de vida muy distinto al nuestro. Ahora se enteran, con las maletas prácticamente sin deshacer, que finalmente van a recibir unos 300 euros, si es que cuentan con la ayuda de la Comunidad Autónoma -lo que en muchos casos va a significar que en realidad solamente reciban los 155 de la Comisión Europea-. ¿Qué hacen ahora? ¿Se vuelven a casa con el curso empezado y la matrícula ya presentada en otra universidad?

La respuesta del Ministerio ha sido decir que en realidad se trata con esta medida de ayudar a quienes más dificultades económicas tienen, o sea, los que en el curso anterior ya tuvieron una beca general. Sin entrar en esta cuestión que mezcla totalmetne las cosas y confunde el sentido de la beca Erasmus (además de no perder ahora más líneas con criticar el diabólico sistema de becas generales que Wert ha implantado), ¿nadie se da cuenta de que no se puede legislar de este modo?

Puñalada por la espalda, legislando contra la ciudadanía, contra lo más valioso de nuestra sociedad: la gente joven que no se rinde, que quiere estudiar y además tiene el deseo de aprender idiomas, cultura y crecer como persona. Estos son los que están en el punto de mira de Wert y los que le acompañanan con la guadaña (ya no son tijeras). Eso sí, que sigan promocionando a Carromeros y a "niños sustentados por la cartera de sus papás" que mientras tengan pasta y sobres, tendrán títulos para llegar después a dirigir empresas, bancos, y  Ministerios y poderse tomar relaxing cups of café con leche mientras los de siempre, solo tendremos la opción de preguntar "¿con leche caliente o templada".

De momento, sumemos nuestras firmas para ver si de este modo, al menos, podemos conseguir que se den cuenta de que "hay alguien ahí fuera", los que pagan su confetti y los que con nuestros impuestos cerramos todos los agujeros que provocan sus corruptelas -36.000 millones para tapar los agujeros de la banca privada-  (los inspectores de hacienda señalan que el fraude en grandes fortunas equivale al presupuesto educativo).

Beatriz Talegón es secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas
@BeatrizTalegon