El partido de extrema derecha Vox ha adoptado una estrategia similar a la que en su día empleó la izquierda abertzale para señalar y hostigar a los políticos socialistas, especialmente en el País Vasco y Navarra. Con sus discursos y acciones, Vox pretende presentarse como la única oposición al Gobierno, y acusa a los socialistas de traicionar a España por pactar con los herederos políticos de ETA. Y todo ello con el beneplácito de un Partido Popular que, pese a que han pasado más de cinco años desde la irrupción de la formación ultra, sigue todavía sin saber qué hacer ante los Abascal y compañía.

Esta estrategia de Vox se ha evidenciado en los últimos meses con varios episodios de acoso y amenazas a dirigentes y cargos públicos del PSOE, tanto en el ámbito nacional como en el autonómico y local. En este sentido, una de las técnicas más utilizadas por la extrema derecha ha sido el señalamiento -con nombres propios- a políticos socialistas, tildándoles de “traidores” y acusándoles de “vender” España, entre otras lindeces.

De esta manera, pese a que esta ofensiva se ha convertido ya en el día a día (sobre todo en las redes sociales, donde el anonimato invita a ello), hay que recordar que los señalamientos políticos son una práctica antidemocrática que consiste en identificar y hostigar a los adversarios políticos, ya sean partidos, instituciones o personas, con el fin de intimidarlos, desacreditarlos o eliminarlos. Esta práctica utilizada por Vox ha puesto en la diana a los políticos socialistas, y para ello los ultras han recurrido a la difusión de carteles, mensajes, vídeos o noticias falsas que tergiversan o manipulan la realidad para generar odio y miedo entre sus seguidores y la ciudadanía.

Los medios afines a Vox han sido cómplices de esta ofensiva, amplificando y legitimando su discurso. Algunos de estos medios son 7NN, El Diestro, Mediterráneo Digital, Caso Aislado, OkDiario o El Toro TV, entre otros. Estos medios se caracterizan por tener una línea editorial claramente sesgada, ultranacionalista, ultraconservadora y antiprogresista, que coincide con la ideología de Vox. Estos medios también se dedican a fabricar o difundir bulos, noticias falsas, teorías conspirativas o discursos de odio contra los que consideran sus enemigos, como los inmigrantes, los musulmanes, los LGTBI, los feministas, los ecologistas o los comunistas.

Carteles y mensajes acosando a dirigentes del PSOE.

La ambigüedad medida en la que se mueve Vox y los riesgos de esta escalada de violencia

Vox, por su parte, ha mantenido una actitud ambigua ante esta escalada de violencia, que ha condenado de forma genérica, pero sin asumir ninguna responsabilidad ni autocrítica. El partido de Santiago Abascal ha tratado de desvincularse de los grupos radicales que han protagonizado los disturbios, a los que ha calificado de "infiltrados" o "provocadores", y ha culpado al Gobierno y al PSOE de generar un clima de crispación y de atacar la libertad de expresión. Vox ha insistido en que sus convocatorias son pacíficas y legítimas, y ha animado a sus seguidores a seguir manifestándose contra la "traición" del Ejecutivo a España

Esta estrategia de Vox tiene unos peligros evidentes para la convivencia democrática y la cohesión social. Por un lado, Vox alimenta el odio y el rencor hacia los que piensan diferente, y fomenta la división y el enfrentamiento entre los españoles. Vox utiliza un lenguaje agresivo, descalificatorio e insultante, que incita a la violencia y al desprecio hacia los que no comparten su visión de España. Vox también recurre a la manipulación y la desinformación, difundiendo bulos, noticias falsas, teorías conspirativas o discursos de odio que tergiversan la realidad y generan miedo y confusión entre la ciudadanía. Vox pretende así crear un clima de crispación y de polarización que dificulta el diálogo y el entendimiento entre los diferentes actores políticos y sociales.

Por otro lado, Vox desprecia el diálogo y el consenso, y propone soluciones autoritarias y excluyentes para los problemas del país. Vox rechaza el marco constitucional y el Estado de derecho, y cuestiona la legitimidad y la independencia de las instituciones democráticas, como el Parlamento, el Gobierno, el Poder Judicial o los medios de comunicación. Vox también ataca los derechos y las libertades fundamentales de las personas, como el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la igualdad, a la diversidad o a la participación política. Vox propone medidas radicales y extremas, como la ilegalización de los partidos independentistas, la suspensión de la autonomía de Cataluña, la expulsión de los inmigrantes irregulares, la derogación de las leyes de violencia de género o de memoria histórica, o la restauración de la pena de muerte.

Por todo ello, es necesario que los demás partidos políticos, las instituciones, los medios de comunicación y la sociedad civil reaccionen ante la ofensiva de Vox, y defiendan los principios y los valores de la democracia, la tolerancia, el respeto y la solidaridad. Solo así se podrá frenar el avance de la extrema derecha y garantizar el futuro de España como un país libre, justo y diverso.