Los inmigrantes fueron el foco de los ataques de Vox en la campaña para las elecciones del 10 de noviembre. El discurso, ya de por sí radicalizado, era incendiario e incluso culpando a los Menas (Menores extranjeros no acompañados) de la "inseguridad" de algunos barrios. En este marco se movió Rocío Monasterio el 4 de noviembre del pasado año. Tres meses después, la Fiscalía investiga si existe delito de odio en estas palabras.

El sombrío cuadro pintado por Monasterio en el barrio sevillano de la Macarena el pasado 4 de noviembre se ajustaba a los estándares de su partido en materia de inmigración, pero no se parecía demasiado a la realidad.

A las puertas del centro sevillano para menores extranjeros no acompañados (MENA), la presidenta de Vox Madrid dio la voz de alarma por la supuesta "inseguridad" que a su entender genera la presencia de estos menores para los vecinos de la zona.

En su visita, Monasterio estuvo acompañada por el presidente nominal aunque no efectivo del Grupo de Vox en el Parlamento andaluz, Francisco Serrano. En opinión de los políticos de extrema derecha centros como el de la Macarena provocan un “efecto llamada”, y de ahí las “manadas de Menas”.

Para Monasterio urgía la "protección de esas mujeres que nos cuentan que no se atreven a caminar solas por la noche por determinados barrios; esto se tiene que controlar".

Por su parte, Adelante Andalucía denunció el acto protagonizado por Monasterio y ha reclamado que dé traslado de las actuaciones a la Fiscalía correspondiente "por si procediera adoptar acciones penales".