El mensaje nacionalpopulista de Vox ha conseguido penetrar en la sociedad española. No fue sencillo, teniendo que sobrevivir con respiración asistida desde su fundación en 2013 sin más apoyo que un conjunto de grupos de presión, élites económicas, fundaciones nacionales y el altavoz brindado por Intereconomía.

En aquel momento eran Alejo Vidal-Quadras, Ignacio Camuñas y José Luis González Quirós los que dirigían esta iniciativa que luchaba contra la rajoyización de la derecha. Surgidos del ala más radical del PP y escépticos con el nuevo rumbo de su otrora partido, pronto serían apartados por una oleada de aire fresco y tintes confesionales abanderados por los cuatro tenores de la actual tercera fuerza parlamentaria del país.

Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith tomaron el mando en cuanto pudieron, apartando a la vieja guardia apostando por un mensaje más férreo en su contenido patrio y euroescéptico. Pero este cambio orgánico no funcionó en sus orígenes, obligando a las cabezas pensantes de la formación a cambiar su discurso inclinándose por un argumentario más obrerista.

Sin embargo, el reflejo de unos líderes alejados de la casta política y que habían labrado su andadura con los vaivenes de la vida empresarial ha acabado siendo desenmascarado. Las bondades en los negocios de los máximos exponentes de la extrema derecha española han sido desmentidas: sus negocios están golpeados por la sospecha, las irregularidades y la quiebra.

ElPlural.com ha revelado la odisea en los negocios de Santiago Abascal. El líder de la ultraderecha española hizo especial mención en tiempos pretéritos a su condición de desahuciado tras la quiebra en los negocios. Una forma de presentarse como un líder inmaculado frente a una sociedad golpeada por la crisis. Lo que no contó es que el garito Heineken Urban Concept, del grupo Hammer Hostelería, regentado por su mujer, fue denunciado por impagos por algunas de sus trabajadoras.

En 2007, tras más de un año de andadura, el bar-restaurante cerró el ejercicio económico con un tímido saldo positivo de 4.659 euros. Nada que ver con lo ocurrido en 2008, cuando las pérdidas alcanzaron los 131.129 euros.

No solo Abascal: a la lista se suman Monasterio y Espinosa

Tampoco sus compañeros cuentan con un pasado libre de faltas conocidas y que han trascendido al debate público. El caso más sonado es el de Rocío Monasterio, que firmó varios proyectos sin tener el título de arquitecta en su poder. Tanto es así que la líder de la formación en la Comunidad de Madrid borró todo rastro de su actividad en la web, cerrando su estudio de arquitectura -www.rociomonasterio.com- y despejando las preguntas de los periodistas sin aclarar lo sucedido.

El portavoz en el Congreso de los Diputados del partido, Iván Espinosa de los Monteros, también cuenta con una sanción en su expediente. Tal y como reveló El País, el dirigente endosó un chalé al productor de ‘Ocho apellidos vascos’, David Naranjo, sin avisarle de que tenía pendiente una demolición del sótano.