“Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros y Ministras”.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acudido este viernes a Zarzuela para prometer su cargo junto al rey Felipe VI, quien recibía este jueves, día de la oficialización de la investidura, a la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, encargada de comunicarle el resultado de la votación que se produjo en el hemiciclo al filo del mediodía.

Con la recepción real a Pedro Sánchez, arranca formalmente y con plenitud de funciones una nueva legislatura, la decimoquinta de nuestra democracia, que en el horizonte inmediato versará en el reparto de carteras ministeriales. Por el momento, el secretismo es total, ya que, según sostienen fuentes autorizados, el presidente se ha aislado de la quiniela de nombres hasta el momento para focalizar todos sus esfuerzos en preparar un debate de investidura plagado de anuncios, compromisos, réplicas y odas al diálogo como mecanismo indispensable para la construcción de unas mayorías que, si bien son factibles, no serán fáciles en materia legislativa.

Se espera una reducción importante de ministerios -actualmente, el Consejo de Ministros cuenta con 22 carteras-, así como una importante cesión en número a Sumar, plataforma liderada por Yolanda Díaz que será corresponsable de las medidas que se pacten y anuncien cada martes en el Consejo de Ministros. Según las informaciones a las que ha podido acceder ElPlural.com, el número de ministerios en manos de los magentas sería cinco, previsiblemente tres mujeres y dos hombres: Yolanda Díaz, al frente de Trabajo; Ernest Urtasun, al frente de Cultura; Mónica García, al frente de Sanidad: Sira Rego, al frente de Juventud e Infancia, ministerio de nueva creación; y pugna por Derechos Sociales, donde el liderazgo apunta a Pablo Bustinduy pese a que aún es pronto para descartar a Nacho Álvarez, técnico en todas las quinielas desde que se consumaron los resultados electorales el 23 de julio.

Hermetismo en el PSOE

Si el organigrama ejecutivo de Sumar empieza a dibujarse, más o menos, pese a estar abierto a sorpresas de última hora, el hermetismo en el PSOE es total. Por el momento las fuentes de Ferraz y Moncloa consultadas por este medio solo dejan entrever ligeras pistas: se tratará de un equipo más político, curtido e indispensable en un futuro ligado a las negociaciones. María Jesús Montero, Teresa Ribera y Félix Bolaños formarán parte de la situation room del presidente, su núcleo duro, el equipo del búnker.

Al margen de los intocables, y pese a que las conjeturas no son más que pronósticos del entorno cercano al presidente, se habla de Pilar Alegría como valor en alza dentro del socialismo, por lo que se apunta a una posible repetición que, no obstante, no le aseguraría el Ministerio de Educación. Tampoco se descarta que el presidente, después del batacazo electoral del PSOE en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, rescate a algunos barones como Ximo Puig o Guillermo Fernández Vara.

El ocaso de Podemos

Mientras tanto, los cinco de Podemos que sobreviven en el Congreso de los Diputados empiezan a perfilar una hoja de ruta para volver a capitalizar el descontento social de su target iniciático a través de una estrategia complicada. Según señalan fuentes de la formación morada a este medio, la bala morada será someter a votación de la militancia cada una de las leyes que emanen del Consejo de Ministros. Los liderados por Ione Belarra en lo orgánico, por Iglesias en lo moral y por Montero en lo pasional entienden que al ser excluidos de la quiniela de ministros no deberán guardar la correlación de fuerzas ni estarán limitados por el frente común que se construye en Moncloa.

Los cinco de Podemos, de esta forma, máxime con un parlamento tan polarizado y codependiente, podrán, de esta forma, marcar el paso y obtener la atención de los medios de comunicación a lo largo de la legislatura. ¿Más armas a Ucrania? Decidirá la militancia de Podemos. ¿Nuevo estatuto de los Trabajadores? Decidirá la militancia de Podemos. ¿Amnistía? Decidirá la militancia de Podemos.

Ocho compromisos de legislatura

Era este miércoles cuando el presidente del Gobierno, entonces en funciones, dedicaba cerca de dos horas para explicar pormenorizadamente la hoja de ruta que seguirá el gobierno de coalición conformado por PSOE y Sumar. Un paquete con ocho grandes compromisos y una batería de medidas con las que cubrir todos los frentes que el futuro Consejo de Ministros considera pilares del Estado.

Desde lo más destacado, un nuevo Estatuto de los Trabajadores con subida anual fijada por ley del SMI, hasta lo más contextual, como el reconocimiento del estado palestino. Vivienda, Comisión Nacional de Energía, ley de Paridad, pactos de Estado por la salud mental y el colectivo LGTBI aderezan, además, un proyecto político pertrechado en buenas intenciones que ahora deberán ser negociadas junto al bloque de la investidura y junto a sus propios socios de Sumar, donde una guerra civil interna se prevé tras la filtración de que no hay intención de incluir a ningún ministro de Podemos.

Tampoco la prórroga de las ayudas quedó fuera del discurso del presidente, que anunció, como pilar de la legislatura, la gratuidad del transporte público para las personas jóvenes y los desempleados a partir del 1 de enero de 2024. Además, el propio Sánchez garantizó el mantenimiento de la rebaja del IVA de los alimentos, al menos, hasta junio y prometió aumentar las ayudas del bono del alquiler joven.

Este último compromiso no fue el único pronunciado en materia de vivienda, ya que el presidente se comprometió a crear una línea de avales del Gobierno para garantizar que los jóvenes puedan acceder a una hipoteca y la construcción de 183.000 nuevas viviendas públicas para destensionar un mercado observado con lupa por los partidos de izquierdas.

No obstante, si había una promesa o propuesta que todo el mundo esperaba, y que Sánchez dejó para el final dedicándole veinte minutos de su intervención, esa era la amnistía: “Las circunstancias son las que son”, reconocía, haciendo así público que se trata de una herramienta compensatoria frente a un contexto aritmético donde la cesión y el diálogo debían imponerse a la opción de una repetición electoral con opciones de que gobernasen PP y Vox.